El concepto de el hombre en el mundo viviente se refiere a la capacidad única del ser humano para adaptar su entorno a sus necesidades, en lugar de solo ajustarse a él.
A través de la biología, observamos cómo ha construido espacios habitables en condiciones extremas y ha dominado diversas formas de energía.
Sin embargo, su relación con otras especies es limitada, ya que ha integrado solo a unos pocos animales en su vida cotidiana, dejando a muchos fuera de su ecosistema.
el hombre en el mundo viviente (biología)
El hombre es el único ser vivo capaz de superar la necesidad de adaptarse a un medio, ya que incluso adapta el medio a sus propias necesidades. Ha construido moradas permanentes en que puede gozar de condiciones tropicales en plena zona ártica. Ha sabido manejar la energía molecular del fuego y la atómica del uranio para asegurarse el dominio casi completo de su ambiente físico. Su dominio sobre el mundo viviente no parece, sin embargo, ni tan completo ni tan seguro.
Sorprende, en efecto, observar cuán pocos son los animales que el hombre ha logrado incluir en la asociación por él regida. Entre los mamíferos se encuentran el gato, el perro, el caballo y una docena de ungulados utilizados como alimento. Los restantes o bien los ha eliminado o bien los ha ahuyentado de su medio. Sólo cuatro aves, entre más de diez mil clases conocidas, aportan cierta contribución a su economía. El hombre nada quiere saber de reptiles y anfibios y, en cuanto a los peces, confía en las reservas naturales que, por cierto, se están agotando rápidamente. Del millón de especies de insectos sólo mantiene relaciones estables con una sola, la melífera Abeja. A la mayoría de los demás ha declarado una guerra sin cuartel por considerarlos depredadores de sus cosechas y propiedades o causantes de enfermedades.
Más significativa es la asociación del hombre con las plantas superiores. Apenas existe, en cualquier parte del mundo, planta comestible de importancia que no esté controlada por la agricultura. El hombre ha cultivado también plantas superiores, como las flores, para adorno de su morada. La asociación con las plantas inferiores, aunque no tan desarrollada, es más íntima que la asociación con los animales. Las bacterias y hongos se emplean en la preparación de alimentos, tales como el queso, y en el aprovechamiento de despojos. Industrias importantes, como la cervecera y panadera, dependen de levaduras y bacterias. Muchas bacterias peligrosas para la vida humana se han visto dominadas por medio de drogas, algunas de las cuales provienen de hongos (v. Antibióticos). Sólo se han desechado los helechos y musgos, pues hasta las algas, antes despreciadas, comienzan a atraer la atención como reserva alimenticia intacta.