Elementos constitutivos de las lenguas catalanas

Los elementos constitutivos de las lenguas catalanas se fundamentan en una rica herencia lingüística.

Aunque el latín es la base de las lenguas románicas, el catalán ha absorbido influencias de diversas lenguas a lo largo de su historia.

Desde los pueblos prerromanos hasta las distintas culturas que han coexistido en el territorio, cada una ha dejado su impronta, enriqueciendo así el vocabulario y la estructura del catalán.

Esta mezcla de orígenes hace del catalán una lengua única y diversa.

elementos constitutivos de las lenguas catalanas
  1. La base de todas las lenguas románicas es, naturalmente, el latín. Pero no el latín de los grandes autores clásicos, ni el de la literatura decadente ni el de la patrística. Los romances continúan el latín generalmente hablado por las gentes medias y las grandes masas. Este lenguaje difería bastante del clásico en los sonidos, en las formas, en la frase y en el vocabulario. Pero no es el latín fuente única de las lenguas románicas y, por ello mismo, del catalán: en general se puede decir que todos los pueblos que han intervenido a lo largo de la historia en lo que hoy es el dominio lingüístico catalán han dejado algunas huellas de sus propias lenguas, que han pasado a incorporarse a la catalana. Así citemos, en primer lugar, las lenguas de los pueblos prerromanos. A pesar de que, como pueblos, fueron asimilados por Roma (en ese fenómeno histórico tan importante que por lo mismo conocemos con el nombre de «romanización»), no son raros los elementos lingüísticos prerromanos (en especial del vocabulario y nombres propios) que pervivieron en el romance catalán: son pequeños islotes que emergen en la capa uniforme de la romanización y que dan testimonio de asentamientos etnográficos anteriores; los elementos prerromanos tienen una densidad más apreciable en el norte del dominio, sobre todo en el Pirineo, precisamente en las zonas en que se produjo una mayor resistencia a admitir la difusión de la lengua de Roma; las gentes mantuvieron durante largo tiempo sus lenguas, resistiéndose a la romanización, que a la larga había de imponerse; pero de la época de esa resistencia datan las palabras catalanas de filiación prerromana.

    También hay vocablos catalanes de ascendencia griega, sobre todo, como reflejo de las relaciones entre la Corona de Aragón y la Grecia medieval, además de los tecnologismos y cultismos que todas las lenguas modernas han adoptado del griego. Otra aportación a la lengua catalana es la de las hablas germánicas. No obstante, las palabras de la lengua común que reconocen un origen germánico son, en general, pocas y se encuentran también en su mayor parte, en las demás lenguas románicas. Ello es debido a que proceden de la época de los contactos fronterizos entre las legiones de Roma y los pueblos que limitaban el Imperio por el N y por el E, de modo que en realidad, son germanismos del latín vulgar y por eso tienen un alcance geográfico panrománico. Siglos más tarde, en la formación de la Cataluña condal siglo ix-x), encontramos en toda la documentación escrita un gran predominio de nombres personales de estirpe germánica (por la naturaleza de la Marca Hispánica y porque, por espejismo, se difunden en el pueblo nombres de las personalidades de gobierno, de la iglesia, etc.). Mayor importancia tiene el elemento arábigo de la lengua catalana. Aunque en ningún momento se pueden comparar, cuantitativamente, con los arabismos del español o castellano, los términos catalanes de este origen no son nada despreciables. Los hay en la lengua común y como nombres de lugar y se encuentran distribuidos en formas progresivas desde el N (zona que casi no estuvo dominada y que por ello prácticamente carece de arabismos) hacia el S, sobre todo hasta Valencia y Baleares (donde la toponimia de origen árabe tienen una densidad muy alta). Todavía existen otros elementos constitutivos de la lengua catalana (voces procedentes del provenzal, del francés, del italiano y, en especial, del español o castellano). No obstante, llegadas estas aportaciones lexicales cuando el catalán funcionaba como lengua ya constituida, tienen una importancia mucho menor desde el punto de vista de su estructura idiomática. Dentro de ellas, destacan el provenzal en la época medieval y el español en la moderna y en la actualidad.

    Para más información ver: catalanas, lengua y literatura.
Actualizado: 26/09/2015


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