El término ementar proviene de una forma antigua de la palabra mentar, que significa nombrar o mencionar algo.
Aunque su uso es considerado anticuado y se encuentra en desuso, refleja una práctica del lenguaje donde se daba importancia a la referencia explícita de objetos o conceptos.
Hoy en día, su significado ha quedado relegado, pero sigue siendo un ejemplo interesante de la evolución del idioma.