"Empero" se emplea como conjunción adversativa, equivalente a "pero", utilizada para introducir una oración que expresa una idea de contraste o limitación respecto a lo mencionado anteriormente.
Su uso es más frecuente en contextos formales o literarios, siendo menos común en el lenguaje coloquial.
Ejemplos de uso: "Quería asistir a la reunión, empero, un compromiso previo me lo impidió".
"Todos lo consideraban el candidato ideal; empero, sus resultados en las urnas fueron decepcionantes".
En esta acepción, "empero" también funciona como una conjunción que introduce una proposición que denota oposición o contraste con respecto a lo expresado anteriormente.
Es sinónimo de "sin embargo" o "no obstante", y al igual que en la primera acepción, su uso tiende a ser más formal o literario.
Ejemplos de uso: "El equipo jugó mejor en la segunda mitad; empero, no logró remontar el marcador".
"Había pocas esperanzas de éxito. Empero, decidieron intentarlo una vez más".
Origen etimológico de empero: proviene del prefijo en- y pero, y este último de la palabra latina per hoc