Un enfermero o enfermera es un profesional de la salud dedicado a cuidar y asistir a personas enfermas en diferentes entornos.
Su labor va más allá de la administración de medicamentos, incluyendo el apoyo emocional y social de los pacientes.
Realiza diversas actividades como la toma de signos vitales, preparación de material médico y colaboración en procedimientos, además de educar al paciente sobre su enfermedad.
Su rol es crucial en la coordinación del equipo de salud, trabajando en conjunto con otros profesionales para brindar una atención integral y de calidad.
m. y f. Persona que tiene por oficio atender a los enfermos.
Un enfermero o enfermera es un profesional de la salud cuya labor principal es brindar cuidados y asistencia a los pacientes enfermos, tanto en hospitales, clínicas, centros de salud, como en el hogar. Su función va más allá de administrar medicamentos y realizar curas, ya que también se encarga de velar por el bienestar físico, emocional y social de quienes requieren atención médica.
Además de llevar a cabo tareas como la toma de signos vitales, la preparación de material médico, la colaboración en procedimientos médicos y la educación al paciente sobre su enfermedad y tratamiento, el enfermero juega un papel fundamental en la coordinación del equipo de salud. Trabaja en estrecha colaboración con médicos, terapeutas y otros profesionales para garantizar una atención integral y de calidad.
La vocación de servicio, la empatía, la capacidad de trabajar bajo presión y la habilidad para tomar decisiones rápidas y acertadas son características fundamentales en un buen enfermero. Su labor es indispensable en el sistema de salud, contribuyendo significativamente al bienestar y la pronta recuperación de los pacientes.
Actualmente constituyen una rama profesional a la que se llega previa posesión de un título oficial. Éste se concede a quienes, en posesión del bachillerato elemental, sigan los años de estudios teórico-prácticos que requiera la legislación local.
Antiguamente, el trabajo de enfermería se realizaba dentro del hogar y corría a cargo de las madres y familiares de los pacientes y, en menor grado, de religiosas, religiosos y enfermeras particulares.
Muchos países, en colaboración con la Cruz Roja y otros organismos de salubridad, organizan cursillos de divulgación y perfeccionamiento para personas no profesionales que desean dedicarse al cuidado de sus familiares enfermos o desvalidos.
Las enfermeras domésticas, sean o no profesionales, reciben la ayuda de las llamadas enfermeras visitadoras, que poseen título oficial y visitan los hogares en los que haya enfermos o personas desvalidas y colaboran con sus consejos y servicios cerca de las familias. Estas enfermeras dependen de organismos oficiales, locales o estatales.
Existen también personas de ambos sexos que, aun no poseyendo título oficial, prestan sus servicios de enfermeras o enfermeros auxiliares bien en el hogar o bien en los hospitales como ayudantes de las enfermeras oficiales, practicantes y médicos.
El cuidado de éstos exige que se les proporcione alimentación adecuada a sus necesidades, limpieza, comodidad y tratamiento médico.
Una de las primeras cosas que debe aprender la enfermera es observar la temperatura, pulso y número de respiraciones de los pacientes. Estos datos han de anotarse conjuntamente, ya que su relación recíproca proporciona al médico información muy importante para el diagnóstico y el tratamiento.