Una ensenada es una porción de mar que se interna en la costa, formando una cavidad más o menos amplia, pero generalmente menor y menos profunda que una bahía.
Este accidente geográfico se caracteriza por sus aguas tranquilas y protegidas, lo que las hace ideales para el anclaje de embarcaciones pequeñas y medianas.
A menudo, las ensenadas son el escenario de puertos naturales debido a estas condiciones favorables.
Desde el punto de vista geológico, las ensenadas pueden formarse por diversos procesos, incluyendo la erosión costera, la subida del nivel del mar que inunda valles costeros, o como resultado de la actividad tectónica que modifica la línea de costa.
Estos procesos dan lugar a una gran variedad de formas y tamaños de ensenadas, desde pequeñas entrantes apenas perceptibles hasta amplias cavidades que penetran profundamente en la tierra.
Ecológicamente, las ensenadas son áreas de gran importancia. Su ambiente acuático tranquilo y protegido favorece la proliferación de una rica biodiversidad.
En estas aguas suelen encontrarse diversos tipos de vegetación marina, peces, moluscos y crustáceos, entre otros organismos. Además, las ensenadas a menudo sirven como áreas importantes para la nidificación y alimentación de aves marinas.
En términos culturales y económicos, las ensenadas han tenido un papel relevante a lo largo de la historia humana. Han sido utilizadas como lugares seguros para el desembarco y el refugio contra tormentas por navegantes y pescadores.