El término estadero se refiere, en su primera acepción, a la figura del encargado por el rey en épocas pasadas, cuya responsabilidad era demarcar las tierras durante el proceso de repartimiento.
Este papel era crucial para organizar y distribuir los terrenos, asegurando que se respetaran los límites y derechos de propiedad.
Así, el estadero desempeñaba un rol fundamental en la administración territorial de su tiempo.