La estomatitis puede ser dolorosa y dificultar actividades cotidianas como comer, beber y hablar.
Existen diversas causas que pueden desencadenar la estomatitis, entre las cuales se incluyen infecciones virales, bacterianas o fúngicas, reacciones alérgicas, deficiencias nutricionales (como la falta de vitaminas del complejo B o hierro), traumatismos bucales, y enfermedades sistémicas como el lupus o la enfermedad de Crohn.
Además, factores como el estrés, el consumo de tabaco y alcohol, y una higiene bucal deficiente también pueden contribuir a su aparición.
El diagnóstico de la estomatitis generalmente se realiza mediante un examen clínico detallado de la cavidad oral por parte de un profesional de la salud.
En algunos casos, puede ser necesario realizar pruebas adicionales, como cultivos microbiológicos o análisis de sangre, para identificar la causa subyacente.
El tratamiento de la estomatitis depende de su origen y gravedad. Puede incluir medidas paliativas para aliviar el dolor y la inflamación, como enjuagues bucales con soluciones antisépticas o anestésicas, así como medicamentos tópicos o sistémicos para tratar infecciones específicas. También es fundamental mantener una buena higiene bucal y evitar factores irritantes para prevenir recurrencias.
Etimología u origen de la palabra estomatitis: estomatitis proviene del griego, boca, y el sufijo -itis.