La etnografía en Alemania se refiere al estudio de los pueblos germanos que habitaron la región entre el Rin y el Elba, así como su expansión hacia el sur de Europa.
Estos pueblos, como los teutones, sajones y francos, fueron influenciados por el Imperio Romano y, a su vez, dejaron su huella en diversas regiones, como Borgoña y Inglaterra.
A pesar de la mezcla cultural, algunos mantuvieron su raza, lengua y costumbres originales.
Etnografía (Alemania)
Entre el Rin y el Elba, y desde el Mar del Norte hasta los Alpes, vivieron los pueblos germanos: teutones o alamanes, sajones, francos, turingios, etc., que tuvieron siempre tendencia a expansionarse fuera de estos límites e invadir los países vecinos. Invadidos primero y conquistados por el Imperio Romano, irnos siglos después los germanos se sintieron a su vez atraídos por los países meridionales, fértiles de tierras y ricos en sol, y se extendieron por la Europa mediterránea, donde, aunque fueron dominadores, se sometieron a las lenguas, religiones y costumbres de los pueblos dominados e incluso se mezclaron con la masa de los latinos, celtas e iberos romanizados. De su influencia quedan sin embargo pruebas en los mismos nombres de algunas regiones: Borgoña (o país de los burgundos), Francia (francos), Andalucía (vándalos), Lombardía (lombardos), Inglaterra (anglos). Sólo conservaron la pureza de su raza, lengua y costumbres los que se establecieron en las proximidades del Rin y del Danubio, tales como los frisones y flamencos de Holanda y Bélgica, los del Bajo Mosela y los Alpes centro-orientales (alsacianos, loreneses, suizos). Unidas las tribus germánicas bajo el Sacro Imperio Romano-Germánico, mantuvieron una independencia racial que cristalizó más tarde en dos grandes Estados: el Imperio Austríaco y la Confederación germánica, transformada en 1871 en Imperio Alemán.
Los alemanes no cesaron de trabajar desde el siglo viii en la germanización de las tribus eslavas situadas al E del Elba y poco a poco se aumentó la extensión del dominio teutón por Brandeburgo, Pomerania, Mecklemburgo, Prusia y Silesia. Más tarde llegaron incluso a la anexión de los polacos de Posnania, el bajo Vístula y la Alta Silesia, de los daneses del Schleswig, los franceses de Alsacia-Lorena. Sus posteriores intentos de extensión a todos los pueblos que en alguna época histórica pertenecieron a Alemania terminaron desastrosamente con las dos guerras mundiales.
No ocupan los germanos una auténtica región natural, pues no hay un cuadro geográfico que circunscriba la raza en límites definidos y, por otra parte, existe una gran variedad entre las diversas comarcas alemanas, sin parecido entre las llanuras del N y los países montañosos del centro y S. La falta de unidad geográfica explica el lento proceso de formación del Estado alemán, que sólo se consuma cuando en 1871 un Estado, Prusia, impone su autoridad sobre todos los demás, más bien por la fuerza que de grado. De su antigua parcelación en numerosos pequeños Estados le queda a la Alemania actual un particularismo bastante fuerte entre sus diversas regiones, pese a que existe una comunidad de raza, costumbres, lengua, religión y tradiciones históricas.
Juntamente con los pueblos latinos los germanos han sido la base de la civilización europea, tanto por su acción directa como por su influencia sobre otros pueblos.
Existe una diferenciación esencial entre el alto alemán (o alemán del S) y el bajo alemán (del N del país), pues el primero está más influenciado por celtas y latinos. Pertenecen al primer grupo los bávaros, turingios, suabos y francones. Los habitantes de Hessen, los sajones y los silesianos representan la transición hacia el N, donde el pueblo germánico ofrece mezcla con elementos eslavos, de la que ha surgido el pueblo prusiano. En el NO, en Hannover, Westfalia y Holstein vive la raza más pura de los germanos, en lucha constante con un suelo harto mezquino.
La población y su reparto. La fecundidad extraordinaria que tuvo en otros tiempos el pueblo germano hizo posible la expansión antes indicada, una fuerte emigración y, pese a todo, un aumento bastante rápido de la población. La natalidad alcanzó en el siglo 19 cifras del orden del 35 % y la mortalidad fue en cambio bastante reducida por los progresos en las condiciones sanitarias. Se calcula para la Alemania de los tiempos de César una población de unos 3000000, que crecieron hasta alcanzar en el siglo xiv más de 12000000 y, tras un periodo de estancamiento en el siglo xvi, los 15000000 en 1620. La Guerra de los Treinta Años detuvo este crecimiento y la población se estanca hasta mediado el siglo xviii. Después vuelve el progreso: 20000000 en 1800, 36 en 1856, 41 en 1870 y casi 68 en 1914, antes de iniciarse la I Guerra Mundial. Las pérdidas territoriales que ocasionó esta guerra y las bajas sufridas en el transcurso de la misma, hicieron descender la población a 63000000 en 1925 pero, como siguió el crecimiento demográfico, antes de la II Guerra Mundial había alcanzado ya los 70000000. A pesar de las nuevas pérdidas sufridas en esta guerra, el censo de junio de 1958 dio la cifra de 71685100 h, que demuestra la extraordinaria vitalidad del pueblo germánico. Y, sin embargo, la emigración ha sido, por lo general, mucho más intensa que la inmigración y son muchos millones los alemanes que, a través del tiempo, se han establecido en otros países europeos e incluso en territorios y continentes lejanos, como Estados Unidos, Brasil y Australia.
Como consecuencia de la II Guerra Mundial los territorios orientales que pasaron a la administración de Polonia representan 100663 km2 con cerca de 7000000 h que hoy son preferentemente polacos, mientras en otros tiempos la población ascendía a más de 8500000, casi todos alemanes. La Prusia oriental, que ha cayó bajo la esfera de la Unión Soviética, representaba 13886 km2 con 600000 h, frente a 1200000 alemanes que vivían en otros tiempos en esa región. Esas cesiones a otros países y la desigualdad de regímenes políticos entre la Alemania occidental y la oriental han determinado en la primera una fuerte inmigración de alemanes refugiados, que desde la terminación de la guerra representan 9272000, casi la mitad de los cuales proceden de los territorios orientales y el resto de alemanes residentes en el extranjero.
Actualmente Alemania cuenta con 80 219 6974 hab. (2011) lo que da una densidad de 255 hab. por km cuadrado.