La evolución histórica del deporte se remonta a la época de esplendor de la cultura griega, donde las actividades corporales reglamentadas surgieron como espectáculo y culto a la belleza del cuerpo.
Ejercicios como la lucha, la carrera, el lanzamiento y el salto inspiraron obras maestras del arte griego.
Los Juegos Olímpicos fueron un exponente de esta afición.
En el Imperio Romano, el deporte se utilizaba como preparación para las actividades guerreras y para reforzar el carácter de las legiones romanas.
Esta función preliminar del deporte se mantuvo en los siglos posteriores.
Evolución histórica del deporte
Las actividades corporales reglamentadas, es decir, el deporte, puede considerarse que surgen en la época de máximo esplendor de la cultura griega, al mismo tiempo que como espectáculo también como culto a la belleza del cuerpo.
Los ejercicios deportivos, como la lucha, la carrera, el lanzamiento o el salto, inspiraron muchas de las obras maestras del arte y la escultura griega. Exponente de la afición helénica al deporte fueron los Juegos Olímpicos, que con su desaparición marcan precisamente la decadencia del imperio griego. En la etapa histórica del Imperio Romano el deporte constituyó, ante todo, una preparación para las actividades guerreras y un medio de reforzar el carácter.
Las luchas en el circo, las famosas carreras de cuadrigas y la equitación fueron magnífica escuela para las invictas legiones romanas que extendieron los dominios imperiales por todo el mundo entonces conocido. Este carácter preliminar del deporte se mantiene en los siglos posteriores, durante la Edad Media, cuando el tiro con arco, la equitación y la esgrima eran las actividades deportivas más frecuentes.
El siglo xix ve renacer la afición de los hombres al ejercicio, como medio sin duda de compensar las actividades del intelecto y del músculo. La frase «mens sana in corpore sano» refleja el espíritu que animó a los primeros deportistas.
Las universidades inglesas y norteamericanas marcan la pauta de un nuevo sistema educacional, en el que se concede la debida importancia al deporte como elemento formativo. Surgen los primeros deportes auténticamente organizados, con reglas bien pensadas y analizadas; unos, como el atletismo o la natación, buscan la perfección individual, mientras otros como el rugby, fútbol, tenis, pelota, etc., crean entre sus practicantes un deseo de asociación, para poner los esfuerzos individuales al servicio de un equipo. Desde entonces el deporte se convierte en una materia más de estudio en los centros culturales.
El fútbol, uno de los deportes más populares a nivel mundial. CC
La aparición de los vehículos modernos, las nuevas armas de tiro, el dominio del mar —tanto en la superficie como en las profundidades—, el ansia de belleza que conduce al hombre a las altas montañas, los agudos picos o las simas de la corteza terrestre, hacen surgir nuevos deportes. Pero como el carácter educativo preside siempre esos movimientos, es la gimnasia el deporte más típico del siglo xix, sobre todo entre los pueblos del norte y centro de Europa.
Ya en el siglo xx el deporte alcanza carta de naturaleza en todos los países, que a través de sus gobiernos, o de sus organismos propios (federaciones, clubs, institutos de educación física, delegaciones nacionales de deportes) se preocupan de la extensión cada día mayor de las actividades deportivas.
En el momento actual es raro el país que no dedica cuantiosos fondos al fomento del deporte en sus variadas formas, y pasan de 200 los países afiliados al Comité Olímpico Internacional, organismo máximo del deporte mundial.
