La palabra farragoso se utiliza para describir algo que resulta confuso y prolijo, es decir, que está lleno de detalles innecesarios o complicados que dificultan su comprensión.
Este término puede aplicarse a textos, discursos o situaciones que, en lugar de ser claros y directos, se vuelven enrevesados y difíciles de seguir.
Así, lo farragoso se convierte en un obstáculo para la comunicación efectiva.