El término febrido y su forma femenina febrida se refieren a un estado de brillo o resplandor, aunque hoy en día estas palabras son consideradas anticuadas y están en desuso.
Su uso evoca una época en la que el lenguaje era más rico en matices, permitiendo describir objetos o situaciones con una connotación de esplendor que ya no se encuentra en el habla cotidiana.