El bien supremo, en la filosofía ética, es el objetivo o fin último al que se debe aspirar para alcanzar una vida plena y satisfactoria. Tradicionalmente, se ha considerado que la virtud es el bien supremo, ya que se entiende que vivir de acuerdo con la virtud, como la justicia, la sabiduría, la valentía, entre otras, lleva a una vida éticamente correcta y plena.
Sin embargo, existen diferentes corrientes filosóficas que plantean otras perspectivas sobre el bien supremo. Por ejemplo, el hedonismo sostiene que el placer es el bien supremo, argumentando que la búsqueda del placer y la evitación del sufrimiento son los motivos fundamentales de nuestras acciones.
Asimismo, el utilitarismo considera que el bien supremo es la maximización de la felicidad o el bienestar general, sosteniendo que debemos actuar de manera que nuestras acciones produzcan la mayor cantidad de felicidad para la mayor cantidad de personas posible.
En resumen, la respuesta a cuál es el bien supremo y por qué puede variar dependiendo de la corriente filosófica que se adopte. La virtud, el placer o la felicidad son algunas de las posibles respuestas, cada una con sus argumentos y fundamentos éticos.
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