La flexiguridad es un concepto que combina la flexibilidad laboral con la seguridad social y se utiliza para describir un enfoque de políticas que busca conciliar la adaptabilidad de las empresas con la protección de los trabajadores.
Los principios comunes de la flexiguridad son los siguientes:
1. Flexibilidad laboral: Se refiere a la capacidad de ajustar los contratos laborales y las condiciones de trabajo de acuerdo con las necesidades cambiantes de las empresas. Esto implica la posibilidad de modificar horarios, jornadas laborales, modalidades de contratación, entre otros aspectos, con el objetivo de adaptarse a los cambios económicos y tecnológicos.
2. Seguridad social: Es el conjunto de medidas y beneficios que garantizan la protección de los trabajadores en situaciones de desempleo, enfermedad, accidente o jubilación. La flexiguridad busca asegurar que los trabajadores tengan acceso a un sistema de seguridad social sólido y que les brinde protección en caso de necesidad.
3. Formación y capacitación: La flexiguridad incluye la promoción de la formación y capacitación continua de los trabajadores, para que puedan adquirir las habilidades y competencias necesarias para adaptarse a los cambios en el mercado laboral. Esto implica el acceso a programas de formación, educación y reciclaje profesional.
4. Diálogo social: La flexiguridad promueve la participación activa de los interlocutores sociales, como sindicatos y empleadores, en la toma de decisiones relacionadas con las políticas laborales. El diálogo social busca conciliar los intereses de los trabajadores y las empresas, y garantizar un equilibrio entre la flexibilidad y la seguridad en el empleo.
Estos principios comunes de la flexiguridad buscan encontrar un equilibrio entre la necesidad de adaptación de las empresas y la protección de los derechos y condiciones laborales de los trabajadores.
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