La flora de Bolivia es un reflejo de su rica diversidad ecológica, abarcando desde palmeras hasta plantas de prados alpinos.
Se pueden identificar tres dominios vegetales que corresponden a las distintas variantes climáticas: el altiplano, las yungas y los llanos.
En el altiplano, la escasez de agua limita la vegetación, predominando pequeños arbustos y cactos, mientras que en las vertientes orientales, la vegetación se distribuye en pisos altitudinales.
flora de Bolivia
La flora boliviana es muy diversa y presenta una gama que va desde las palmeras hasta las especies típicas de los prados alpinos. Pueden distinguirse tres dominios vegetales, que se corresponden a las variantes climáticas: altiplano, yungas y llanos. En el altiplano, donde el agua escasea, la vegetación es pobre, representada por pequeños arbustos y plantas xerofíticas, con ausencia casi total de árboles por la violencia de los vientos andinos. Muy frecuentes son los cactos, que en las formas más variadas se encuentran a las más diversas altitudes. Hay algunos matices regionales: hacia el S aparece la «tola», formación vegetal caracterizada por la presencia de matorrales resinosos; por encima de los 4000 m aparece la estepa de gramíneas duras y más arriba de los 4500, en zonas de gran humedad, surgen los prados de tipo alpino.
En las vertientes orientales de la cordillera Real la vegetación se escalona en pisos según la altitud: en las zonas lindantes con el altiplano abundan las especies propias de los países templados (abetos, pinos, alisos y otras especies arbustivas); en las yungas medias se mezclan las especies subtropicales con las de las zonas
templadas y surge una vegetación similar a la de las comarcas mediterráneas europeas; en las yungas bajas la vegetación es tropical: cedro, caoba, palmeras y árbol del caucho.
En los llanos el escalonamiento vegetal se produce de N a S según la latitud. En la cuenca del Beni predomina la selva de tipo amazónico, espesa y variada; hacia el S esta selva pierde frondosidad y se transforma, al llegar a los llanos del Mamoré, en una sabana de gramíneas en la que el bosque sólo tiene importancia a lo largo de los ríos, con abundancia de palmeras que rinden notable provecho a la economía indígena. En el departamento de Santa Cruz el paisaje vegetal sufre un cambio radical: aparece la estepa de hierbas cortas y plantas adaptadas a la sequía imperante.