La flora y fauna de Chile representan un tesoro natural único, resultado de la diversidad de condiciones climáticas y la variada configuración del suelo.
Esta riqueza se manifiesta en una amplia gama de formaciones vegetales, desde la escasa vegetación en el árido norte, donde predominan los matorrales xerofíticos, hasta los altos valles andinos, donde la humedad permite el crecimiento de pastos y cactos gigantes.
flora y fauna de Chile
Vegetación variada.
La diversidad de las condiciones climáticas, la configuración del suelo y la extraordinaria extensión latitudinal de Chile implican
una gran variedad de formaciones vegetales. En la región desértica del N falta prácticamente la vegetación, representada únicamente por algunos matorrales xerofíticos aislados. En los altos valles andinos, al dejarse sentir algo de humedad, aparecen algunos pastos de gramíneas duras que alternan con cactos gigantes de ricas formas.
Los valles transversales ofrecen aspecto estepario. Las lluvias de invierno permiten la existencia de pastos, a los que algunas veces acompañan flores tan bellas como el «copihue», flor nacional. En el interior de los valles andinos prosperan algunos arbustos.
La densidad de la vegetación aumenta hacia el S. En el valle central hay ricos pastos, matorrales y arbustos, como el típico «espino», de largas ramas y dura corteza, el quillay y otras especies indígenas. Robles y palmeras adornan el paisaje de las llanuras y de la costa. En las pendientes andinas aparece el bosque, preludio de las densas formaciones forestales del sur.
Al S de los 37°, la vegetación es muy densa, con especies de una talla impresionante, que a veces llega a los 65 m, cuyas ramas entrelazadas dan lugar a una floresta muy tupida. Las coniferas son las especies más abundantes y variadas: la araucaria o pehuén, el ciprés del sur y el áloe. No faltan tampoco otros árboles como roble, laurel, haya, peumo y coihué. Un soto-bosque de helechos acompaña a las especies citadas.
En Patagonia siguen las mismas especies forestales, aunque no con la densidad y pujanza que en las latitudes más meridionales. En Tierra de Fuego el bosque es sustituido por una estepa herbácea.
Fauna pobre. Los mamíferos terrestres, como en la mayor parte de América del Sur, son poco numerosos. En las vertientes andinas alternan llamas, alpacas y vicuñas con algunas variedades de ciervos en trance de desaparición. En los bosques más espesos del centro todavía hay algunos pumas y otros animales salvajes de menor significación. Al S, la nutria proporciona preciadas pieles. Hay una gran variedad de pájaros. En los Andes destacan el águila y el cóndor, que remonta las más altas cumbres. En la costa, numerosas especies anidan en grandes bandadas en las islas rocosas del litoral septentrional, donde forman con sus excrementos espesos depósitos de guano, muy apreciado como abono fosfórico; entre éstas destacan el alcatraz y el cuervo marino. En la Patagonia y en la Tierra de Fuego hay ñandúes (avestruces americanos).
Muy variada es la fauna marina. Hay gran profusión de peces en sus costas: pez espada o albacora, delfín, bonito y otros más. En sus ríos y lagos abundan salmones, truchas y barbos. La mayor originalidad de esta fauna se da en el extremo meridional con sus típicas especies de mares fríos: pingüinos, lobos de mar, ballenas y focas.