El término florín hace referencia a una antigua unidad monetaria de Holanda, utilizada en el pasado para facilitar el comercio y las transacciones económicas.
Este término evoca una época en la que el florín era un símbolo de riqueza y estabilidad financiera.
Aunque ya no se utiliza como moneda oficial, su legado persiste en la historia económica de la región y en el estudio de las monedas europeas.