La fructosa, o levulosa, es un tipo de azúcar presente en frutas y miel.
Se trata de un monosacárido que forma parte de los carbohidratos.
Aunque comparte la misma fórmula química que la glucosa (C6H12O6), su estructura molecular es única, lo que le otorga propiedades y características particulares.
La fructosa, también conocida como levulosa, es un monosacárido (el más simple de los azúcares) que pertenece a la familia de los carbohidratos.
Posee la misma fórmula química que la glucosa (C6H12O6), pero su estructura molecular es diferente, lo que le confiere propiedades y características distintas.
Esta diferencia estructural hace que la fructosa sea más dulce al paladar en comparación con la glucosa y la sacarosa, siendo aproximadamente 1.5 veces más dulce que el azúcar de mesa común.
La fructosa se encuentra naturalmente en una amplia variedad de alimentos, incluyendo frutas como manzanas, peras, uvas, y cítricos, así como en verduras y en la miel.
La fructosa se utiliza ampliamente en la industria alimentaria como edulcorante debido a su alto poder endulzante.
Se puede encontrar en forma pura o como parte del jarabe de maíz de alta fructosa (JMAF), un edulcorante líquido producido a partir del almidón de maíz, que se emplea en bebidas gaseosas, productos horneados, salsas y muchos otros productos procesados.
Desde el punto de vista nutricional, aunque la fructosa tiene el mismo contenido calórico que otros azúcares (4 calorías por gramo), su metabolismo en el cuerpo humano es distinto.
La fructosa se metaboliza principalmente en el hígado, donde puede convertirse en glucosa para ser utilizada por el cuerpo como energía o almacenarse como grasa.
Este proceso metabólico ha llevado a investigaciones sobre los efectos del consumo excesivo de fructosa y su relación con problemas de salud como la obesidad, la resistencia a la insulina y el hígado graso no alcohólico.