La gémula es el mecanismo reproductivo que algunas especies utilizan para perpetuarse y asegurar su supervivencia. Se trata de una yema especializada que puede encontrarse en organismos como las esponjas. Esta yema contiene toda la información genética necesaria para formar un nuevo individuo y puede separarse del organismo adulto para dar origen a un nuevo ser.
La formación de una gémula ocurre como respuesta a condiciones ambientales desfavorables, como cambios bruscos en la temperatura, escasez de alimento o presencia de depredadores. La gémula se desprende del organismo adulto y puede permanecer en suspensión en el agua o en el sustrato durante largos periodos de tiempo hasta que las condiciones sean propicias para su desarrollo.
Una vez que las condiciones son favorables, la gémula comienza a desarrollarse y dar origen a un nuevo individuo. Este proceso puede variar dependiendo de la especie, pero generalmente implica la formación de tejidos y órganos a partir de la yema reproductora. Una vez que el nuevo individuo está completamente formado, puede separarse de la gémula y llevar a cabo su ciclo de vida de manera independiente.
La formación de gémulas es un mecanismo común en organismos marinos que habitan en ambientes inestables. Esta estrategia les permite sobrevivir en condiciones adversas y asegurar la continuidad de la especie. Además, las gémulas también pueden actuar como una forma de dispersión, ya que pueden ser transportadas por las corrientes marinas o por otros organismos, permitiendo que la especie se establezca en nuevos hábitats. En resumen, las gémulas son estructuras clave en la supervivencia y dispersión de muchos organismos marinos.
Etimología u origen de la palabra gémula: del latín gemmula: yemecilla, botoncillo, yema pequeña.