La gracia de Dios se refiere a los dones y beneficios que se reciben de manera gratuita y sin merecimiento, reflejando la generosidad divina.
En un sentido más amplio, abarca las cualidades y talentos naturales que enriquecen la vida de las personas, permitiéndoles vivir con propósito y alegría.
Esta noción invita a reconocer la bondad y el apoyo que se manifiestan en nuestras experiencias cotidianas.