La gracia preveniente, también llamada gracia precedente o capacitadora, es un concepto teológico cristiano que representa la intervención divina que precede y prepara para la conversión.
Fue desarrollada por Agustín de Hipona y respaldada por el Segundo Concilio de Orange.
Presente en la teología católica y reformada, se considera un llamado eficaz hacia la salvación.
Esta gracia, arraigada en la teología arminiana, se otorga universalmente para permitir la respuesta a la oferta de salvación, sin garantizar la aceptación personal.
La gracia preveniente, también conocida como gracia precedente o gracia capacitadora, es un concepto teológico cristiano que se refiere a la gracia de Dios en la vida de una persona que antecede y prepara para la conversión.
Agustín de Hipona (354 - 430) fue el primero en desarrollar este concepto, el cual fue afirmado por el Segundo Concilio de Orange (529) y ha sido adoptado por la teología católica. También está presente en la teología reformada, en forma de un llamado eficaz que lleva irresistiblemente a ciertos individuos a la salvación. Tiene sus raíces en la teología arminiana, la cual sostiene que se dispensa universalmente para permitir que las personas respondan a la oferta de salvación, aunque no garantiza la aceptación personal.
El concepto de gracia preveniente fue originado y desarrollado por Agustín de Hipona (354 - 430), basándose en los escritos de san Ambrosio (c. 339 - c. 397). La gracia preveniente se refiere a la gracia de Dios en la vida de una persona que precede a la conversión. La expresión original en latín, "gratia praeveniens", significa literalmente "gracia que precede". La expresión en inglés proviene de un uso arcaico de la palabra "prevenient", que significa "precedente". Este concepto tiene un significado similar al de "vocación" o "llamado".
Existen diferentes interpretaciones de la gracia preveniente en términos de la intención de Dios:
- En la teología arminiana, es una gracia capacitadora que ayuda a creer.
- En la teología católica, es una gracia auxiliar que ayuda a creer.
- En la teología reformada, es comparable a dos conceptos simultáneamente: la gracia común, que no mejora la naturaleza depravada y no regenerada del hombre y no tiene un propósito salvífico, y el llamado eficaz mediante el cual Dios llama irresistiblemente a creer.
Cuando se considera la gracia en relación a sus efectos, la gracia preveniente se diferencia de la gracia subsiguiente. La gracia no se divide en preveniente y subsiguiente en cuanto a su esencia, sino únicamente en cuanto a sus efectos.
La naturaleza de la gracia subsiguiente difiere dependiendo de la perspectiva sobre la naturaleza determinista o no determinista de la providencia de Dios.
Por ejemplo, John Wesley nombró dos formas de gracia subsiguiente: "gracia justificante" (también conocida como gracia salvadora) y "gracia santificante". Ambas formas de gracia subsiguiente son resistibles. Por el contrario, los calvinistas consideran la gracia justificante como una gracia irresistible.
Otra interpretación de la gracia preveniente se encuentra en la teología ortodoxa, donde se considera como una participación divina en la vida del individuo que lo capacita para responder libremente a Dios. En esta perspectiva, la gracia preveniente es vista como un don inmerecido que capacita al ser humano para cooperar con la gracia divina y crecer en la santidad.
Además, es importante destacar que la gracia preveniente no es un mérito humano ni puede ser alcanzada por los propios esfuerzos, sino que es un regalo gratuito de Dios. Es la acción inicial del Espíritu Santo en la vida de una persona, moviéndola y preparándola para que pueda responder a la llamada y el amor divino.
La gracia preveniente se manifiesta de diversas formas en la vida de cada individuo, como la conciencia de la presencia de Dios, la capacidad para reconocer y arrepentirse del pecado, la apertura al amor de Dios y la disposición para buscar la verdad y la salvación.
Es importante destacar que la gracia preveniente no implica que la persona quede automáticamente justificada o salvada. Más bien, es un paso inicial que abre la puerta hacia una vida en comunión con Dios. La respuesta personal y la disposición de la persona son fundamentales para acoger y cooperar con la gracia preveniente.
En conclusión, la gracia preveniente es un concepto teológico que señala la acción amorosa y redentora de Dios en la vida de cada individuo, preparándolo para la conversión y su relación con Dios. Aunque existen diferentes interpretaciones, todas coinciden en que es un regalo inmerecido que capacita al ser humano para responder libremente al llamado divino.
San Agustín de Hipona: primero en desarrollar el concepto de Gracia preveniente. CC