Las gramíneas, también conocidas científicamente como Poaceae, constituyen una vasta familia de plantas pertenecientes al grupo de las monocotiledóneas, caracterizadas por poseer un solo cotiledón en sus semillas.
Esta familia es de gran importancia económica y ecológica, ya que incluye a los cereales como el trigo, el maíz, el arroz, la cebada, el sorgo y la avena, fundamentales en la alimentación humana y animal a nivel mundial.
Morfología: Las gramíneas presentan una estructura distintiva con tallos cilíndricos, usualmente huecos entre los nudos (excepto en el caso del bambú y otras pocas especies), hojas alternas que se disponen en dos filas a lo largo del tallo, con una vaina que envuelve parcial o totalmente el tallo. Las flores se agrupan en inflorescencias complejas conocidas como espigas o panículas, dependiendo de la especie.
Adaptabilidad: Una característica notable de las gramíneas es su capacidad para adaptarse a una amplia gama de hábitats, desde sabanas y estepas hasta bosques y áreas montañosas. Esta adaptabilidad ha permitido que se distribuyan ampliamente por todo el mundo, desempeñando un papel crucial en ecosistemas terrestres.
Usos: Además de su importancia como fuente de alimentos mediante los cereales, las gramíneas tienen otros usos significativos. Algunas especies se utilizan en la construcción (como el bambú), en la fabricación de papel, textiles y biocombustibles. Asimismo, son esenciales en la jardinería y paisajismo por su valor ornamental y como cobertura del suelo para prevenir la erosión.
Conservación: A pesar de su abundancia y diversidad, algunas especies de gramíneas están amenazadas por la pérdida de hábitat, la sobreexplotación y el cambio climático. La conservación de estas especies es vital para mantener la biodiversidad y asegurar la sostenibilidad de los recursos alimentarios globales.