La expresión hijo de Dios se refiere principalmente al Verbo eterno, una figura central en la teología cristiana, que representa a Jesucristo como el hijo engendrado por su Padre.
Este concepto implica una relación única y divina, donde el hijo comparte la misma esencia que el Padre, destacando su papel en la creación y redención de la humanidad.
La comprensión de esta relación es fundamental para la fe cristiana.