La historia de las casas medievales en Europa nos muestra cómo estas viviendas eran un reflejo del desorden y la inestabilidad de la Edad Media, priorizando la protección de sus habitantes.
Los castillos, con sus gruesos muros de piedra, albergaban espacios como el gran salón, donde el hogar se adaptó a nuevas necesidades.
La disposición de las estancias, como la cocina separada y las habitaciones de huéspedes, revela un estilo de vida que buscaba seguridad y funcionalidad en tiempos difíciles.
historia: casas medievales
Las viviendas europeas de la Edad Media reflejaban el desorden e inestabilidad de la época y atendían primordialmente a la protección de sus moradores. Por ello las importantes se rodeaban de fosos, baluartes o empalizadas. Los castillos ingleses se construían de gruesos muros de piedra que albergaban un gran hall o salón con sus departamentos accesorios. El hogar, que al principio se situó en el centro del salón, se adosó a finales del siglo xiv a la pared, donde recibió el remate de una campana. Con mamparos de madera se improvisó al mismo tiempo un pasillo de acceso, a cuyo otro lado se abrían la despensa y la bodega. La cocina se hallaba en un edificio separado. Encima de la despensa y la bodega estaban las habitaciones de huéspedes y juglares. Al final del salón se alzaba un dosel, tras el cual se abría una puerta de acceso a las habitaciones de las mujeres y a una cámara de audiencias. En el siglo xv se añadió en el zaguán un comedor, o sala de invierno, que no guardaba la altura ni orientación generales. En estas casas solariegas inglesas no se prestó demasiada atención a la comodidad, a la conveniencia o la unidad básica; las salas que gradualmente se fueron añadiendo al patio no se ajustaban a la estética general, por lo que fueron extendiéndose en todas direcciones con una falta de unidad muy pintoresca. Las habitaciones humanas del continente aumentaron su capacidad con más lógica. Las salas adicionales se distribuyeron alrededor de la cámara principal bajo un techo único, de forma que todo el conjunto llegó a adquirir cierto aire monumental.
En Europa existen todavía casas medievales en buen estado de conservación. Las plantas bajas se destinaban a tiendas y las altas (dos o tres pisos) a vivienda. La casa grande de ciudad recibió el nombre de hotel. Uno de los ejemplos más bellos de morada de estilo gótico es el Hotel Jacques Coeur de Bourges.
El área de las ciudades europeas amuralladas era tan restringida que al objeto de aumentar el espacio interior, los pisos altos sobresalían con respecto al muro de fachada. A veces volaban tanto al exterior que habían de ser sostenidos por medio de pilares, que dieron origen a los pórticos o soportales. De las pocas casas medievales que subsisten en Inglaterra, una de las más antiguas (siglo xii) es la Jew’s House, en Lincoln. Se conservan también muestras notables en Sussex y Lincolnshire. En Nuremberg y Hildesheim (Alemania), existían algunas casas medievales que fueron destruidas durante la II Guerra Mundial; estaban construidas con entramado de madera y adobes o piedra y altos tejados que formaban áticos utilizados como almacén y secadero de ropa, según costumbre que aún persiste.