La historia de Costa Rica comienza con la llegada de los conquistadores a un territorio habitado por diversas tribus indígenas, entre ellas los chorotegas y mangues.
Estas comunidades, organizadas en señoríos bajo el cacique de Nicoya, se extendían más allá de las fronteras actuales, abarcando partes de Nicaragua, Honduras y El Salvador.
Su rica cultura y lengua, perteneciente al grupo chiapaneca, reflejan la diversidad de influencias que marcaron el inicio de esta nación centroamericana.
historia de Costa Rica
En la época de su descubrimiento y conquista habitaban sobre las costas del Pacífico en la Península de Nicoya, actual territorio de la provincia de Guanacaste, hasta la punta de la Herradura las tribus de los chorotegas o mangues divididas en diversos señoríos feudatarios del cacique de Nicoya. Llamábanse Diriá, Zapanci, Paro, Pococi, Chorotega propiamente dicha y otros más. Su lengua era del grupo chiapaneca. Como no existían en aquellos tiempos las fronteras que delimitan hoy los Estados de América Central, los chorotegas se extendían también por Nicaragua, Honduras (departamento de Choluteca, por ejemplo) y El Salvador hasta Chiapas, ya en lo que constituye hoy territorio mexicano. Había también en estas provincias al S del Imperio Azteca colonias de infiltración mexicana que hablaban la lengua náhuatl: los nahuas, cachiqueles, popolucas y pipiles, como en Guatemala y El Salvador.
Otros países centroamericanos tenían también tales colonias. Los chorotegas se comunicaban entre sí fácilmente por mar y formaban cinco provincias: Chorotega la Vieja, Nicoya en la península de este nombre, Managua o país de los Mangues, Nequepio o Chorotega Malalacá Nacaome y Chiapas o Chorotega Acalá. En el extremo oriental de Costa Rica había nahuas. Otras tribus de menor importancia eran los corbisíes, al S del lago Nicaragua; los güetaros, en la costa atlántica; los cabecares y térrabas, cerca de la bahía del Almirante; los changuenas, en la cuenca alta del río Róvalo; y las tribus de Guarco y Toyapán, en las vertientes montañosas del «divortium aquarum» del sur del país donde estuvo la ciudad de Cartago.
Era notable la diferencia regional entre las comarcas. El lugar que los conquistadores españoles consideraron como el mejor del país fue el Guarco y allí establecieron la capital de Costa Rica en 1563, mientras la costa atlántica hasta Nicaragua se llamaría «de los mosquitos» por su insalubridad. En el Guarco o «tierra buena» habitaban los güetaros, de afinidad étnica difícil de identificar; tenían preciosas joyas de oro y estaban muy lejos de ser salvajes, aunque su cultura no hubiese alcanzado el desarrollo de la azteca. A diferencia de los chorotegas, no eran antropófagos. Otras tribus, como los guaimíes, térrabas y borucas, parecen tener parentesco con los chibchas de Colombia. Costa Rica, por su situación central, era un terreno de cruce de influencias entre los dos grandes grupos de civilización indígena de México y América meridional. Se ha calculado que todas estas tribus sumaban, a mediados del siglo xvi, unos 100000 habitantes.
Descubrimiento y conquista.
Costa Rica fue descubierta por Colón en su cuarto viaje (1502) cuando buscaba un paso para llegar al extremo de Asia por Occidente. Recorrió sus costas y estuvo algunos días en Cartay y Zorobaró. Sus indígenas le parecieron más tratables que los que hasta entonces había conocido y cambió abalorios de Castilla con oro de las minas del país, que le valió su nombre geográfico aún en uso. El 17 de octubre continuó su navegación en busca de la tierra de Veragua que le indicaban los indígenas, con mares muy borrascosos y sin lograr descubrir el secreto del estrecho que buscaba. Costa Rica, denominada Veragua, formó parte, de 1509 a 1511, de la Gobernación de Diego de Nicuesa. Hasta 1535 su costa atlántica quedó sin explorar. Después de Nicuesa la gobernó Felipe Gutiérrez sin más resultado que el anterior, hasta 1536. En 1539 el oidor de la audiencia de Panamá, Robles, confió a su yerno Hernán Sánchez de Badajoz la conquista del territorio costarricense no explorado, llamándolo ya Costa Rica, y así aparece por primera vez en su Historia. El Gobierno, sin embargo, rechazó la idea de Robles y confió la empresa a un hermano de Gutiérrez, que fracasó también, aunque fundó (sobre el papel) la villa de Santiago (1543). La resistencia de los güetaros acabó por costar la vida al conquistador español. Un italiano que iba en la expedición (Jerónimo Ben-zoni) logró escapar con vida y relató por escrito este primer intento.
La Real Cédula de 29 de noviembre de 1540 creando la «Gobernación de Cartago» es la base y fundamento de la jurisdicción territorial de Costa Rica, comprendida en la gran provincia de Veragua hasta 1540, sin límites ni denominación propios. La Cédula citada la desprende de la antigua dominación del territorio de «Tierra Firme» y señala sus confines geográficos desde el límite del Ducado de Veragua, en la bahía del Almirante, hasta el Río Grande, al O del Cabo Camarón, cerca de Honduras. Fundada la ciudad de Panamá por Pedrarias Dávila después de ajusticiar a Vasco Núñez de Balboa, fue Panamá el gran centro de las exploraciones y conquistas. Gaspar de Espinosa desembarcó en Costa Rica, en la parte de Chiriquí, destacó otra expedición hacia el Golfo de Nicoya y recorrió el litoral del Pacífico costarricense.
En 1520 fundó la ciudad de Natá. El 21 de enero de 1522 partía de «Tierra Firme» para Costa Rica Gil González Dávila, que exploró Chiriquí, Burica y Nicoya y continuó hasta Nicaragua. Más adelante despachó a la Corte de España al tesorero Cereceda, portador de oro procedente de Costa Rica y escribió al emperador Carlos V la relación de sus descubrimientos. El envidioso Pedrarias envió, luego de la exploración de Dávila, a Francisco Hernández de Córdoba para privar a aquél del beneficio de sus hechos. Hernández llevó una expedición mejor organizada a Nicoya, siguió después hasta Nicaragua y fundó en enero de 1524 la ciudad de Bruselas en la región oriental del Golfo de Nicoya. Escogió este nombre para agradar a su germánico emperador Carlos V. Pasaría después a Nicaragua, donde fundó León y Granada. En cuanto a Bruselas, fue la primera colonia española de Costa Rica, destruida en 1527 por el usurpador Diego López de Salcedo.
Pedrarias contribuyó también a la exploración de Costa Rica haciendo reconocer su territorio (1539), aunque su interior por el lado del Pacífico quedó inexplorado hasta 1560, en que comenzó su conquista y colonización sistemática por orden de Felipe II bajo el inmediato control de la Audiencia de Guatemala. Iniciaron la tarea Juan Cavallón y Juan de Estrada Rávago. El segundo fundó en noviembre de 1560 la villa del Castillo de Austria, aunque
a poco tuvo que retirarse. Cavallón fundó la ciudad de Garci Muñoz, cerca del río Ciruelas. Les sucedió en esta misión Juan Vázquez de Coronado, nombrado Alcalde Mayor de Cartago y Costa Rica, que exploró y «redujo» a numerosos caciques tribales. Por fin, en junio de 1563 se reconoció oficialmente que Cartago debía ser la capital del territorio y lo fue definitivamente durante la dominación española. Vázquez de Coronado sometió a los caciques de Pacaca, Quepo, Turucaca y Coto, escaló las cumbres de Talamanca y contempló desde aquellas alturas ambos océanos a cada lado del territorio. Quedó explorado por este personaje todo el país, de mar a mar. En recompensa a su obra fue nombrado Adelantado de Costa Rica en abril de 1565, pero, al regresar de España, pereció en un naufragio.
Le sucedió Perafán de Ribera, que continuó las exploraciones y fundó la ciudad Nombre de Jesús a orillas del Río Grande de Terraba, pero esta fundación no prosperó. El periodo de la conquista concluye con Diego de Artieda, que fundó la ciudad de su nombre a orillas del río Guarní en 1577, colonia que se vio abandonada por falta de recursos en la audiencia de Guatemala. Subsistió en cambio otra ciudad fundada por Artieda, que se llamó Esparta. Artieda es contemporáneo de los viajes de circunnavegación del corsario inglés Drake, que el 20 de marzo de 1579 llegó a Costa Rica, apresó un buque español mandado por Rodrigo Tello que iba del Golfo de Nicoya a Panamá y estuvo algún tiempo por aquellos parajes haciendo piraterías.
Artieda gobernó Costa Rica durante catorce años y dejó organizada su jurisdicción territorial en la misma forma que tendría al proclamarse la independencia. En 1605 se fundó la ciudad de Santiago a orillas del río Tarire. En 1610 estalló una rebelión indígena que no pudo ser del todo sometida con expediciones militares desde Cartago o mediante misiones franciscanas encaminadas a llevar la civilización a los rebeldes. Entre estos expedicionarios figura Rodrigo Arias Maldonado (1662). En este siglo xvii los puertos costarricenses se vieron amenazados; por los piratas que, por ejemplo en 1665, bajo el gobierno de Juan López de Flor, hicieron una de sus más audaces incursiones. Los piratas torturaban a los prisioneros y saqueaban sin piedad; casi siempre se trataba de filibusteros ingleses. Los corsarios Mansfeldt y Morgan desembarcaron en el puerto de Matina, pero fueron obligados a retirarse. Intentaban a veces establecerse en el territorio aunque en vano. En el Golfo de Nicoya cometieron también fechorías Dampier y Sharp, mientras los gobernadores ingleses de Jamaica incitaban a los indios a la rebelión en la «Costa de los Mosquitos». El comercio de Costa Rica se resintió en el siglo xvii de estas piraterías y de las guerras entre España e Inglaterra, por lo que este país llevó en aquellos tiempos una existencia precaria, pobre y triste.
España no había descuidado el aspecto cultural en Centroamérica. Administrativamente, Costa Rica formaba parte de la Audiencia de Guatemala, que se llamó también de los Confines, con las provincias o gobernaciones de Guatemala, Soconusco, Chiapas, Verapaz, Honduras, Nicaragua y Costa Rica; está última, como Nicaragua, era obispado. Las tareas diplomáticas de Carlos III, atento principalmente a libertar las colonias de piraterías inglesas, procuraron al país algún bienestar en el siglo xviii.
Costa Rica pudo comerciar con Cartagena de Indias y Cádiz, aunque su comercio no fue floreciente. Los estudiantes iban a graduarse en la Universidad de San Carlos de Guatemala, pero había otros centros. Un gobernador español, Juan Fernández de Salinas (1650-55), trabajó mucho por la cultura popular. En 1777 el obispo Esteban Lorenzo de Tristán fundó con su propio dinero una escuela en la ciudad de Cartago. En el mismo año el rey Carlos III mandó publicar en el territorio un semanario, Agricultura y Artes, que lleva aquel característico sello progresivo «ilustrado», del siglo xviii. En 1797 los vecinos de la ciudad de San José, actual capital, se reunieron para acordar la creación de una escuela pública. Estas medidas, ya a fines del xviii, indican que, a pesar de todo, la cultura costarricense se hallaba más bien atrasada. Muchos pueblos del territorio decidieron imitar el ejemplo de San José y realizaron esfuerzos en este sentido, ya en la nueva era de la independencia.
Periodo de la independencia y siglo XIX.
En Costa Rica los vientos de independencia se inician, como en el resto de las posesiones americanas de España, a raíz de la invasión napoleónica en la metrópoli. América Central comienza a agitarse a las primeras victorias de Bolívar en América del Sur. Guatemala aceptó el Plan de Iguala y la Constitución de 22 de noviembre de 1824 instituyó en Centroamérica una República Federal dividida en cinco Estados, uno de los cuales fue Costa Rica. Esta República federal, imitada de la estadounidense, cesó de existir en mayo de 1833, en que cada Estado centroamericano se consideró república independiente. En 1849 y 1850 Costa Rica se hizo reconocer como tal por las potencias extranjeras. España la reconoció también el 10 de mayo de 1850.
El desgraciado episodio de la guerra civil de Nicaragua (1856) llevó a proclamarse Presidente de este país al filibustero William Walker, que pretendía incluir también a Costa Rica en su jurisdicción, apoyado por un pequeño ejército, pero, después de varios encuentros en Santa Rosa, Rivas y el río San Juan, Walker capituló el 1 de mayo de 1857, se retiró a Estados Unidos y, habiendo intentado asaltar de nuevo el poder en América Central, pagó su audacia con la vida (1860). En esta época se distingue el patriota Juan Rafael de Mora, defensor de una Costa Rica independiente de los peligrosos intentos exteriores; gobernó el país diez años y dio gran impulso a su progreso.
El resto del siglo xix ve la sucesión de los presidentes Castro (1847-49), Mora (1849-59), Montealegre (1859-63), Jiménez (1863-66), Guardia (1870-76) y 1877-81); en el periodo 1881-1902 se suceden Lara, Fernández, Soto, Esquivel, Darán, Rodríguez e Yglesias. El general Tomás Guardia, uno de los mencionados presidentes, tuvo la iniciativa del ferrocarril al Pacífico y Ricardo Jiménez reorganizó la Hacienda, la deuda exterior y el desarrollo extensivo de la agricultura. Son numerosos en el siglo xix los intelectuales y hombres de estudio que merecieron bien de la patria. El presbítero Florencio del Castillo llamado el «Mirabeau americano», tomó parte en las Cortes de Cádiz. José María Zamora y Coronado, gran jurisconsulto y ministro, compuso una Biblioteca de Legislación Ultramarina, gran obra de consulta. De la generación romántica es uno de los primeros periódicos, El Noticiero Universal de Costa Rica fundado por el joven maestro y diputado Joaquín Bernardo Calvo y Rosales. Merecen citarse como historiadores nacionales Manuel de Peralta, León Fernández, Felipe Molina y García Peláez, entre otros muchos; merecen también mención el naturalista y arqueólogo
Alfaro, los novelistas Cardona, Obregón y Fernández Guardia y los poetas Soto Hall, Víquez, Ángel Troyo, Chavarría y Echeverría. En 1847 publicábanse ya semanarios sobre múltiples ciencias y artes. Se celebraron en la nación certámenes poéticos y hubo numerosos publicistas tales como Juan N. Venero, fundador del Diario Oficial, Nazario Toledo, Eusebio Fi-gueroa, Ladislao Durán, José Ignacio Trujillo, Faustino Víquez, Rafael Carranza, Justo Fació y Juan Ferraz.
Fueron numerosos los parnasianos influidos por Rubén Darío y se manifestaron también otras corrientes literarias. A principios del siglo xx había ya en la República numerosas e importantes instituciones modernas: Escuela de Derecho, liceos, Seminario, Ateneo, Escuela de Farmacia, de Bellas Artes, de Obstetricia, de Comercio, varias Escuelas Normales y el Museo Nacional de San José con importantes restos arqueológicos precolombinos.
Tiempos actuales.
En 1916 se renovaron cuestiones de límites, acalladas momentáneamente en 1896, a consecuencia de un tratado entre Estados Unidos y Nicaragua, cuestión que se solucionó en 1921 mediante el arbitraje del presidente francés Loubet. Costa Rica no rompió las relaciones con Alemania hasta 1918, por lo que se le negó la entrada en la Sociedad de Naciones después de la paz. Siendo presidente por segunda vez el Dr. Jiménez Oreamuno (1932-36) se celebró en el país el II Congreso Médico Centroamericano. El 2 de marzo de 1935 se instauró el librecambio y se añaden a esta reforma la Ley del Salario Mínimo y la solución de los límites con Panamá. En 1936 el país toma parte en la Conferencia Interamericana de Buenos Aires para la consolidación de la paz. Intervino como mediadora en el conflicto fronterizo entre Honduras y Nicaragua. El presidente León Cortés Castro (1936-40) impulsó mejoras en Fomento, en particular en las escuelas y en el Ferrocarril de Pacífico. La paz interior y exterior, característica del país, no fue alterada hasta que en 1942 se produjeron violencias contra algunos súbditos del Eje domiciliados en Costa Rica y se descubrió un complot «nazi» para dar un golpe de Estado e invadir Nicaragua. La autoridad declaró que los súbditos alemanes serían internados. En las luchas electorales, que revistieron un carácter personalista más que propiamente de partidos, predominó un liberalismo moderado. Los comunistas, escasos, no influyeron notablemente en las elecciones.
En 1944 el presidente Teodoro Picado impulsó varias medidas sociales. Después de una breve guerra civil en 1948 prosiguieron las reformas constitucionales, el sufragio femenino, etc. La Constitución vigente es, básicamente, la de 7 de diciembre de 1871 con varias modificaciones.
En 1958 Mario Echandi Jiménez es elegido Presidente. Calderón Guardia regresó al país para ser diputado en el gobierno de Mario Echandi Jiménez, aunque no ejerció el cargo. Fue candidato a la presidencia otra vez en 1962, y a pesar de su derrota, hasta su muerte continuó siendo una figura política muy influyente. En 1959, se crea la Editorial Costa Rica. En 1960 se firma el Tratado de Integración Económica Centroamericana, y también se da la primera transmisión de televisión. En 1961, se crea el Servicio Nacional de Acueductos y Alcantarillados, y el Instituto de Tierras y Colonización, hoy Instituto de Desarrollo Agrario (IDA). Se rompen las relaciones diplomáticas con Cuba.
En 1963, durante la administración de Francisco Orlich (sucesor de Echandi), Costa Rica se une al Mercado Común Centroamericano, y se crea la Junta de Administración Portuaria y de Desarrollo Económico de la Vertiente Atlántica de Costa Rica (JAPDEVA). En este año, hace erupción el Volcán Irazú, precisamente el mismo día de la visita del presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy. En 1964, se le agregan siete estrellas al escudo nacional y se funda el Hospital Nacional de Niños y el Instituto Nacional de Aprendizaje (INA). A Orlich le sucede José Joaquín Trejos Fernández en 1966. El 29 de julio de 1968 hace erupción el Volcán Arenal, que destruyó los pueblos de Tabacón y Pueblo Nuevo, mató unas 87 personas, y creó 3 cráteres. En 1969, es creado el Banco Popular y la Escuela Normal Superior (hoy Universidad Nacional de Costa Rica). El 24 de abril de 1970, miles de estudiantes y trabajadores apedrean la Asamblea Legislativa por el traspaso de tierras a la transnacional Alcoa, de carácter minero.
En 1970 inicia la tercera administración Figueres. Es creado el Ministerio de Cultura, Juventud y Deportes de Costa Rica, el Instituto Mixto de Ayuda Social y se promulga la Ley de Carrera Docente. En 1971 se establece el Premio Nacional de Cultura Magón y se crea el Instituto Tecnológico de Costa Rica. Le sucede Daniel Oduber Quirós en 1974. Durante este gobierno se promulga la Ley de Desarrollo Social y Asignaciones Familiares y se crea la Universidad Autónoma de Centro América (UACA), primera universidad privada del país. En 1977, es fundada la Universidad Estatal a Distancia (UNED).
En 1978, es electo Rodrigo Carazo Odio. En 1980, se aprueba una ley sobre instituciones parauniversitarias que crea los colegios universitarios. En 1981, se declaran monumentos históricos el edificio del Colegio Superior de Señoritas y el Liceo de Costa Rica. El gobierno de Carazo se vio afectado por la inestabilidad económica y el malestar social. Le sucedió Luis Alberto Monge Álvarez, quien logró estabilizar la economía del país implementando medidas externas e internas.
En 1983, el Papa Juan Pablo II visita Costa Rica. Monge proclama la Ley de Neutralidad ante los conflictos bélicos en la región centroamericana. En 1984 se agrava la crisis económica con el cierre de operaciones de la United Fruit Company en el Pacífico Sur. Se promulga la Ley de Asociaciones Solidaristas.
En 1986, gana las elecciones Oscar Arias Sánchez. Ese mismo año, el astronauta de origen costarricense Frankling Chang Díaz viaja al espacio a bordo del transbordador espacial Columbia (realizaría siete vuelos espaciales a lo largo de su carrera). En 1987, Arias recibe en nombre de Costa Rica el Premio Nobel de la Paz por los esfuerzos para pacificar la región centroamericana. Entre 1988 y 1996, el país sufre directamente los embates de los huracanes Juana, César y Mitch, que dejan cuantiosos daños.
En 1990, gana las elecciones Rafael Ángel Calderón Fournier, hijo de Calderón Guardia. Entre marzo de 1990 y abril de 1991, el país se ve sacudido por los terremotos de Nicoya, Alajuela y Limón. En 1991 se crea la Defensoría de los Habitantes. Se firman tratados de libre comercio con Panamá y México. En 1994, Calderón es sucedido por José María Figueres Olsen, hijo de Figueres Ferrer, cuyo gobierno se recuerda principalmente por la creación de los EBAIS, la visita del presidente de Estados Unidos Bill Clinton, la llegada de la compañía de microprocesadores Intel al país y el cierre del Instituto Costarricense de Ferrocarriles (INCOFER). En 1995, se da el Pacto Figueres-Calderón para acelerar el ajuste neoliberal. En 1998, es electo Miguel Ángel Rodríguez Echeverría, en cuyo gobierno se da un movimiento nacional de protesta ante el proyecto de ley de privatización del ICE, que al final la Asamblea Legislativa no ratifica.