La historia de la astronomía se enmarca en el desarrollo de dos sistemas fundamentales: el tolemaico y el copernicano.
El sistema tolemaico, establecido en el Almagesto del siglo II, posicionaba a la Tierra como el centro del Universo, rodeada por esferas celestes que contenían a los planetas y las estrellas.
Este modelo, aunque erróneo, dominó el pensamiento astronómico durante más de 14 siglos, influyendo en la astrología y la percepción del cosmos.
historia de la astronomía: sistemas de tolomeo y copérnico
La Astronomía antigua cristalizó en el año 150 de nuestra Era en la publicación del Almagesto tolemaico, que describía el sistema celeste de acuerdo con las ideas de Apolonio e Hiparco. Tal fue el sistema aceptado como autoridad por los astrónomos durante 14 siglos. La Tierra, según él, es considerada como una esfera, inmóvil en el centro del Universo, mientras que la esfera celeste concéntrica portadora de las estrellas en el movimiento diurno es considerada real y finita. Para explicar otros fenómenos se atribuía al Sol y a la Luna un movimiento de revolución en torno a la Tierra dentro de la esfera estelar, en tanto que cada planeta giraba en un círculo reducido (Epiciclo), cuyo centro se movía describiendo un gran círculo (deferente) con centro en la Tierra.
El sistema tolemaico dio pábulo a la complicada farsa de la Astrología, se compadecía con la ingenua presunción de que la Tierra, por ser el habitáculo del hombre, era el cuerpo más importante del Universo y, en realidad, no encontró obstáculos serios mientras las observaciones no fueron demasiado precisas. Sus fallos principales consistían en su complejidad y en la necesidad de que las estrellas, por hallarse, como al fin se ha demostrado, a enormes distancias de la Tierra, se movieran a velocidades increíbles, para completar en un día su revolución alrededor de ésta.
Copérnico, eclesiástico polaco, publicó en 1543 su De Revolutionibus Orbium Caelestium, obra descriptiva de las revoluciones de los orbes celestes, que provocó asimismo una revolución en el pensamiento humano. Señalaba Copérnico que los movimientos aparentes resultan fácilmente explicables con la hipótesis de que los planetas giran alrededor del Sol, que la misma Tierra no es más que un planeta y que las revoluciones aparentemente complicadas de los planetas vecinos se explican teniendo en cuenta sus trayectorias reales y el cambio de nuestro punto de observación, a medida que somos llevados a otros puntos con la Tierra. El movimiento diurno aparente de los cielos es consecuencia de una rotación axial de la Tierra y la oblicuidad de la eclíptica obedece a la inclinación del plano del ecuador terrestre con respecto al plano de su Orbita. La figura 2 explica la teoría copernicana del sistema solar. Véase Copérnico.