La historia de la cerámica italiana se remonta a un periodo de oscuridad tras la caída del Imperio Romano, donde el arte cerámico casi se pierde.
Sin embargo, en 1282, con la ocupación española de Mallorca, renace la tradición cerámica, destacando la producción en Faenza.
Esta ciudad se convierte en un referente gracias a la mayólica, una cerámica que imita la hispano-morisca.
La influencia de Faenza se extiende, incluso dando origen al término francés faience, que designa la loza esmaltada.
historia de la cerámica: cerámica italiana
A la caída del Imperio Romano (450 d. de J.C.) suceden siglos de superstición e ignorancia, en que se pierde virtualmente el arte de la cerámica hasta 1282, en que los españoles ocupan la isla de Mallorca y se apoderan de sus ceramistas moriscos.
Empieza a producirse entonces en Faenza una cerámica imitación de la hispano-morisca, con la inapreciable mayólica amarilla y azul (la palabra «mayólica» deriva de Majórica, nombre antiguo de Mallorca) y ello hasta que la manufactura de la «porcelana verdadera» provoca su decadencia. Véase Mayólica; Porcelana.
Fue de la ciudad de Faenza, que por el siglo xv se había hecho famosa como foco de cerámica, de donde los franceses tomaron la palabra «faience», que pasó a todos los idiomas para denominar la loza esmaltada. Esta clase de cerámica francesa, pintada de verde y púrpura, se fabricó en Lyon por ceramistas italianos procedentes de Faenza.
A principios del siglo xv, Luca della Robbia, discípulo de Lorenzo Ghiberti, creador de las famosas puertas del Baptisterio de Florencia, ejecutó sus bellas esculturas esmaltadas en bajorrelieve, con el apoyo de Pietro de’ Medici. Empezó su carrera como orífice y, tras dedicarse a la talla del mármol y la piedra, pasó al arte en que había de lograr fama mundial.
Cerámica francesa, alemana e inglesa. En los umbrales del Renacimiento, hacia el 1494, apareció en Francia un ceramista de importancia, Bernard Palissy, que creó baños de plomo coloreados con dibujos inspirados en la flora y fauna de su ciudad natal de Saintes. Por esta época producía también Giorgio Andrioli, uno de los más notables ceramistas del Renacimiento italiano, espléndidos objetos lustrados en Gubbio, lugar del ducado de Urbino.
En 1540 se inició la elaboración de ladrillos artísticos flamencos y alemanes. Estos artículos fueron imitados en Inglaterra, donde anteriormente sólo se habían producido ejemplares de pobre cocción. En realidad, durante toda la época medieval hasta el establecimiento de los primeros ceramistas en Staffordshire (1688), la cerámica inglesa se limitó a la elaboración de una loza roja ordinaria, decorada simplemente con masa blanca: arcilla diluida hasta alcanzar una consistencia cremosa que podía aplicarse con pincel. En el mismo siglo xvii se fabricó en Holanda la famosa cerámica de Delft, loza brillante de apariencia semejante a la de las porcelanas chinas.