La historia de la comedia se remonta a los antiguos festivales de Dionisos en Grecia, donde los coros ofrecían un intercambio de burlas satíricas con el público.
Aristófanes, el cómico griego más destacado, utilizó figuras como Sócrates y temas contemporáneos en sus obras.
La comedia romana, representada por Plauto y Terencio, adoptó elementos cómicos convencionales.
A lo largo de la Edad Media, la comedia continuó en cuentos y fábulas, reflejando su evolución y adaptación cultural.
historia de la comedia
La comedia europea tiene su origen en los coros que integraban los festivales de Dionisos en la antigua Grecia y que ofrecían siempre el mismo rasgo peculiar: el intercambio de burlas satíricas entre el coro y el público. El cómico griego más famoso fue Aristófanes, el cual, aunque conservó el espíriru satírico original, buscó inspiración para sus obras en las vidas de algunas celebridades, como Sócrates, Esquilo y Eurípides, y en los sucesos políticos y sociales contemporáneos. Sus comedias son las más antiguas que se conservan. La comedia romana alcanzó su apogeo con las obras de Plauto y Terencio, quienes, a imitación del griego Menandro, recurrieron a elementos cómicos convencionales, como los disfraces, la confusión de identidad, las dificultades de los amantes y los finales felices, con caracteres estereotipados; el avaro, el parásito, el viejo verde y el soldado bravucón. Durante la Edad Media la comedia perduró en cuentos folklóricos, fábulas de animales y obscenos interludios domésticos (fabliaux). Al nacer el drama en el seno de las ceremonias religiosas, apareció también la comedia en los misterios, moralidades y entremeses anónimos. En estas representaciones, las escenas cómicas corrían generalmente a cargo de picaros y sus víctimas, y a veces daban cabida a personajes abstractos: la muerte, el vicio y el demonio. Véase Aristófanes; Coro; Dionisos; Menandro; Plauto; Terencio; Tito Macio.
Con el Renacimiento europeo, el argumento de la comedia se hizo más complejo y se reavivaron y desarrollaron muchos rasgos de la comedia clásica. Las improvisaciones de la Commedia dell´arte italiana (v. Comedia) anticiparon el empleo de situaciones cómicas y de la intriga. Los dramaturgos se dieron plena cuenta del valor del argumento, el interés romántico, la mezcla de humor y pathos y el diálogo funcional. Estas características aparecen frecuentemente en las comedias de Shakespeare, Lope de Vega y Pedro Calderón. La presentación satírica de personajes ridiculizados por su vanidad o hipocresía fue la preocupación principal de Ben Jonson y Molière. En la obra de Molière llegó a su apogeo la comedia clásica europea. Los escritores ingleses posteriores a la Restauración, especialmente William Wycherley y William Congreve, incorporaron la exposición de una intriga amorosa y las debilidades de la sociedad elegante. Así, durante el siglo xvii se impuso en prosa y verso la comedia romántica, la de costumbres, de humor y de carácter. Véase Calderón de la Barga, Pedro; Commedia; Congreve, William; Jonson, Ben; Lope de Vega; Molière; Shakespeare, William; Wycherley, William.
Durante el siglo xviii la comedia perdió mucho de su valor por una política que tendía a hacerla más de-finidamente moral, con un atractivo mayor para la emoción sentimental que para la inteligencia crítica. El resultado fue la comedia «larmoyante» o lacrimógena. Los brillantes esfuerzos de Pierre Beaumarchais para devolverle su tono festivo y los intentos realizados por Oliver Goldsmith y R. B. Sheridan para resucitar la comedia de costumbres no pudieron detener esta tendencia. Véase Beaumarchais, Pierre Augustin, Barón de; Goldsmith, Oliver; Sheridan, Richard Brinsley.
La comedia dramática no reapareció hasta el siglo xix, en que Oscar Wilde hizo triunfar la comedia de costumbres y G. B. Shaw la de tesis. Entre los comediógrafos de fines del siglo xix y principios del xx destacan Anton Chejov, Jacinto Benavente, J. M. Synge, Noel Coward y Christopher Fry. Hasta mediados de siglo iio hubo una tradición consistente en la comedia del siglo xx. Véase Benavente, Jacinto; Coward, Noel; Chejov, Anton Pavlovich; Fry, Christopher; Shaw, George Bernard; Synge, John Mil-lington; Wilde, Oscar Fingal O’ Flahertie Wills.
Frecuentemente la comedia es parte integrante, a veces la sustancia central de la literatura no dramática, especialmente la narrativa. Hay escenas cómicas en la Odisea. Los Cuentos de Canterbury, de Chaucer, han sido calificados de «comedia humana». El Don Quijote, de Cervantes, es un modelo de novela humorística. Las obras de Erasmo, Rabelais, Henry Fielding, Laurence Sterne, Jane Austen, George Meredith, Samuel Clemens y Joyce Cary son ricas en escenas cómicas. Véase Austen, Jane; Cary, Joyce; Clemens, Samuel Langhorne; Erasmo, Desiderio; Fielding, Henry; Meredith, George; Rabelais, François; Sterne, Laurence.
El tema principal de la comedia, ya sea dramática o de cualquier otro tipo, son las ilusiones, desengaños y locuras de la vida cotidiana. Al presentar estas debilidades estimula una especie de risa espontánea a . la par que meditabunda. Por tanto, la comedia es aleccionadora a la vez que divertida. No debe confundirse con la farsa u obra burlesca, que tiende a hacer reir por la exposición de absurdos artificiales.