La historia de las bases navales se remonta a la era de los descubrimientos y exploraciones, cuando España y Portugal lideraron la creación de puertos estratégicos.
Aunque estos países fueron pioneros en la colonización, no lograron mantener un poder naval suficiente para proteger su comercio marítimo.
Con el tiempo, naciones como Holanda, Francia y Gran Bretaña se unieron a la competencia, estableciendo bases en diversas regiones del mundo, lo que transformó el panorama naval global.
historia de las bases navales
En la era de los descubrimientos y exploraciones, España y Portugal, adelantándose a los demás países europeos, se hicieron con numerosos y eficaces puertos de mar que, más tarde, fueron desarrollándose hasta convertirse en bases navales. A pesar de su anticipada preeminencia en el campo de los descubrimientos, de las exploraciones y de la colonización, ni España ni Portugal consiguieron el poder naval necesario para defender y mantener su comercio marítimo con África, Hispanoamérica y el Lejano Oriente. Posteriormente, Holanda, Francia y Gran Bretaña participaron en las tareas de exploración y colonización; estos países llegarían a contar con un poder naval en consonancia con sus intereses comerciales de ultramar. A partir del siglo xvi, Inglaterra, Francia y Holanda adquirieron y desarrollaron un número considerable de bases en el Pacífico, el Océano Índico, el litoral africano y las dos Américas. En el curso de tres siglos de guerra, Inglaterra estableció o arrebató a sus rivales europeos numerosas bases navales, estratégicamente situadas, que se conocieron comúnmente como estaciones de carboneo. Entre éstas se contaron Gibraltar, Malta, Mahón, Suez, Chipre, Trincomalee, Aden, Hong Kong, Singapur, Puerto España, Kingston, Bermudas, Halifax, Islas Falkland, Ciudad de El Cabo, Freetown y otros varios puertos de la India, Australia, Nueva Zelanda y Canadá. La adopción general del fuel-oil por los buques de guerra hacia 1910 impuso a las potencias navales el establecimiento de depósitos de ese combustible en las principales bases diseminadas por los siete mares. El rápido aumento en tamaño de los buques de guerra y mercantes a partir de 1910 trajo asimismo consigo la necesidad de nuevas mejoras de acondicionamiento en los diques secos de las bases principales.
Después de la I Guerra Mundial empezaron a cobrar importancia las bases móviles o flotantes. En el espacio comprendido entre ambas guerras mundiales, la flota norteamericana contaba con una «Fleet Base Forcé» que incluía buques nodriza de destructores y submarinos, así como barcos de reparaciones, de abastecimiento, petroleros y otras embarcaciones auxiliares. En la II Guerra Mundial abundaron en el Pacífico las bases navales costeras y flotantes. En la posguerra, en el precario estado de paz conocido con el nombre de «guerra fría», los Estados Unidos adoptó frente a la Unión Soviética la política de rodearla de grandes bases navales y aéreas instaladas en países aliados o simpatizantes.