La historia de los cosméticos revela el uso de las artes cosméticas a lo largo de los siglos, tanto por hombres como por mujeres.
Desde las comunidades primitivas, donde su aplicación estaba ligada a ritos mágicos, hasta civilizaciones avanzadas como la de los babilonios, que utilizaban aromas variados.
En el antiguo Egipto, el kohl se empleaba para embellecer los ojos, mientras que en la Biblia se mencionan perfumes.
Esta rica tradición ha evolucionado, reflejando cambios culturales y sociales.
historia de los cosméticos
Las artes cosméticas se han empleado tanto por hombres como mujeres desde remotos tiempos y los mismo entre los pueblos más salvajes que entre, los más civilizados. En las comunidades primitivas, su uso se relacionó frecuentemente con los ritos de la magia. Herodoto afirma que los babilonios solían perfumar sus cuerpos con los más variados aromas. Las pinturas rojas y blancas, compuestas de bermellón y blanco de plomo, eran de un uso común.
Las mujeres del antiguo Egipto oscurecían sus cejas, párpados y pestañas con un material, kohl, a base de galena (sulfuro de plomo) y en la Biblia se hace referencia a los perfumes. Finalmente, recuérdese el extenso empleo de perfumes, pelucas y tintes en las cortes reales, si bien en épocas de mayor austeridad se limitaban o prohibían toda clase de afeites.
Los primeros salones de belleza, como hoy los conocemos, datan de comienzos de siglo XX y eran asequibles sólo a los adinerados. Después de la I Guerra Mundial se extiende y populariza ya el empleo de los cosméticos, pero frecuentemente se utilizan más para llamar la atención que para embellecerse. El arte de vender cosméticos para la gran masa florece en la década siguiente; los maquillajes y las cremas se venden no sólo en los salones, sino en bazares y grandes almacenes; pero el uso más inteligente de estos productos llega cuando los fabricantes inician la educación y entrenamiento de vendedoras, capaces de identificar los distintos tipos de cutis, de recomendar los productos adecuados y de enseñar a la clientela la forma de aplicarlos.
El entrenamiento de estas vendedoras se generalizó y llevó a cabo por todas las grandes firmas productoras. Sin embargo, no es sino después de la II Guerra Mundial cuando se alcanza el alto nivel que hoy conocemos en la producción, distribución y venta de cosméticos y contribuye no poco a este auge el gran número de mujeres que trabajan, los mayores ingresos, el deseo generalizado de ofrecer una apariencia saludable y más atractiva, el alargamiento de la vida y, finalmente, la aportación decisiva de la investigación científica.