La historia del coque se remonta al siglo XVII, cuando se comenzó a utilizar este material en la producción de hierro en Inglaterra.
Su uso se popularizó debido al agotamiento de los bosques para obtener carbón de madera.
Inicialmente, se emplearon métodos simples, pero con el tiempo se desarrollaron hornos alveolares y técnicas más avanzadas, como el horno Simon-Carves, que permitieron la recuperación de subproductos y el aprovechamiento del calor en la industria.
historia del coque
La coquización del carbón data al menos de principios del siglo xvii. Se empleó por primera vez el coque para obtener el hierro en Inglaterra hacia 1619, aunque no llegó a desplazar de manera inmediata al carbón de madera. Uno de los motivos que indujeron a esta sustitución fue el agotamiento de los bosques ingleses. Los primeros fabricantes de coque imitaron el sencillo procedimiento empleado para la obtención del carbón de madera, dando fuego a pilas de carbón recubierta con tierra. De ello se pasó a utilizar estructuras permanentes que constituyeron los primeros hornos alveolares.
La recuperación de los subproductos en escala industrial se inició a mediados del siglo xix en Europa con la implantación del horno Simon-Carves. En este horno se puso en práctica el principio de la recuperación del calor, para lo que los gases de escape se hacían circular por conductos paralelos y cercanos a los de entrada de aire frío para calentarlo. Los hornos de Coppée y Otto-Hoffman que se emplearon más tarde también recuperaban el calor haciendo pasar alternativamente los gases de escape calientes y el aire entrante frío por unos espacios parcialmente rellenos por un entramado de ladrillo refractario.
La coquización a baja temperatura, alrededor de los 600 °C despertó gran interés a principios del siglo xx, particularmente en Inglaterra. El coque relativamente blando, más rico en volátiles, 10-15%, que el coque de alta temperatura, y con un punto de ignición más bajo, resulta especialmente adecuado para hogares abiertos.