La historia del juego de bolos se remonta a civilizaciones antiguas, como los egipcios, que ya en el año 3200 a.C.
practicaban un juego similar.
En Alemania, antes del siglo V, se utilizaban bolas llamadas kegels en rituales religiosos, donde derribar uno simbolizaba la honradez.
Con el tiempo, este juego evolucionó en un deporte popular, especialmente en Europa, y fue llevado a América por los holandeses en 1623, ganando notoriedad en el siglo XIX.
historia del juego de bolos
Ya en el año 3200 a. de J.C. los egipcios practicaron un juego similar al de los bolos. Aun antes del siglo v los alemanes usaron bolas, conocidas por kegels, con distintos fines. De tal instrumento derivó la palabra «kegler» que se aplica frecuentemente a los boleadores. Los kegels desempeñaron importante papel en los primitivos ritos religiosos teutones; el derribar un kegel colocado al final de la nave lateral de la iglesia daba patente de honradez al feligrés. Más tarde esta práctica se convirtió en deporte, en que se usaron como bolas piedras grandes y de 3 a 17 kegels o bolos. Finalmente se implantó en Alemania y en los países septentrionales de Europa el uso de 9 bolos. En los partidos era corriente que se cruzaran fuertes apuestas. Los holandeses introdujeron el juego en la isla de Manhattan (EE. UU.) en 1623. A mediados del siglo xix, su popularidad aumentó de tal modo que intervinieron jugadores profesionales, con lo que durante el medio siglo siguiente cayó en descrédito; el Estado de Connecticut aprobó una ley prohibitiva del juego. En 1895 se organizó el American Bowling Congress, llamado a formular las reglas del juego. Posteriormente, como consecuencia del creciente interés de las mujeres por este deporte, se formó el Women’s International Congress (1916). El auge de los bolos a partir de fines del siglo xix ha sido colosal en Estados Unidos hasta el punto de que, sólo entre los años 1940 y 1952, el número de jugadores ha aumentado en un 80 por ciento.