La historia inicial de la banca en Alemania es un relato complejo y diverso, marcado por eventos significativos.
El Reichsbank, fundado en 1875, se convirtió en el guardián de las reservas bancarias y la última fuente de crédito.
Tras la I Guerra Mundial, su papel se intensificó debido a la escasez de capital y la dependencia del comercio extranjero.
Sin embargo, la intervención del Gobierno en su gestión llevó a una crisis de inflación en 1923, debilitando gravemente al Reichsmark.
historia inicial de la banca en Alemania
La estructura bancaria alemana tiene una historia muy complicada y nada uniforme. El banco central, el Reichsbank, fue fundado en 1875. Desempeñaba el papel de guardián de las reservas bancarias nacionales y era la última fuente de crédito. Su influencia después de la I Guerra Mundial, tanto en crédito interior como en operaciones de cambio extranjero, se vio acrecentada a consecuencia de la sensible falta de capital alemán y de la dependencia del comercio y crédito extranjeros. Enfrentado con el pago de las reparaciones y las crecientes dificultades interiores, el Gobierno alemán asumió la dirección del Reichsbank después de la I Guerra Mundial. El patrón oro
había sido suspendido en 1914. El Reichsbank emitía billetes contra efectos que descontaba a la Tesorería de Alemania. Cuando el Gobierno se hizo cargo de la dirección del banco, incrementó estas operaciones a tal ritmo que sobrevino una crisis de inflación desenfrenada. En octubre de 1923 el Reichsmark perdió virtualmente su valor. En 1924, al adoptarse el plan de reparaciones Dawes, el Reichsbank, reorganizado, revirtió en gran parte a manos privadas y la nación se reincorporó a una forma especial del patrón oro. En 1933 volvió a asumir el Gobierno un papel preponderante en los asuntos del banco.
El Reichsbank operó con el Gobierno, con los restantes bancos y con empresas particulares. Al igual que ocurrió en Inglaterra, fue absorbiendo paulatinamente el privilegio de emisión de que gozaban otros bancos —los cuatro llamados «estatales independientes»— hasta que en 1935 lo asumió en exclusiva.
Existía además cierto número de bancos privados que realizaban operaciones comerciales y de inversión. Bajo la Ley Bancaria de 1934 todos los nuevos bancos debían solicitar licencia de un delegado del Gobierno para los asuntos bancarios, que también estaba autorizado para revocar las licencias en el caso de que un banco infringiera algunas de las complicadas disposiciones establecidas para la práctica de las operaciones bancarias. Una junta compuesta por el presidente del Reichsbank, una persona nombrada por el canciller y cuatro ministros de Estado —virtualmente un consejo de Gobierno— asumió la autoridad en todos los asuntos del Banco.
Después de la II Guerra Mundial la inflación y el incremento de las deudas amenazaron con hundir a la Alemania Federal en un colapso semejante al que había experimentado en 1923. En junio de 1948, una reforma monetaria, inteligentemente planeada con el apoyo aliado, estableció el nuevo Deutsche Mark con curso legal en las zonas occidentales (ocupadas por EE. UU., Inglaterra y Francia). La reforma abría el camino a una recuperación gradual.