La historia y el desarrollo inicial de las centrales nucleares se remontan a descubrimientos clave en la física nuclear.
En 1934, Enrico Fermi propuso que los neutrones, al ser neutros, podían penetrar en los núcleos atómicos.
Lise Meitner y Otto Hahn, entre otros, confirmaron que el uranio podía sufrir fisión, liberando energía y neutrones.
Este hallazgo sentó las bases para la posibilidad de una reacción en cadena, esencial para el funcionamiento de los reactores nucleares.
historia y desarrollo inicial de las centrales nucleares
Acontacimientos precursores del primer reactor nuclear. En 1934 E. Fermi llegó a la conclusión de que los neutrones, a causa de su carencia de carga, podrían penetrar en los núcleos atómicos, especialmente los de elementos de elevado número atómico. Lise Meitner demostró que los experimentos realizados en Alemania por Hahn y Strassmann indicaban que, cuando el uranio es bombardeado por neutrones lentos, muchos de sus núcleos se escinden en Otros dos núcleos de masa y carga menores que las del núcleo original y que en el proceso se libera energía. Más tarde se descubrió que tal escisión o fisión quedaba; confinada casi exclusivamente al isótopo uranio-235 y que durante el proceso se producía una emisión de neutrones. El conocimiento de que tal fisión iba acompañada de una liberación de neutrones originó numerosas especulaciones sobre la posibilidad de obtener una reacción en cadena autosostenida. Fermi demostró que, si se introducían neutrones en una pila de uranio metálico y grafito, el número de neutrones aumentaría indefinidamente si la pila era suficientemente grande.
El 2 de diciembre de 1942, al provocar el hombre la primera reacción nuclear en cadena autosostenida, inició la liberación controlada de energía nuclear. El reactor, construido por un pequeño grupo de físicos del Laboratorio Metalúrgico de la Universidad de Chicago, constaba de 57 capas de grafito purísimo y bloques de uranio. Las capas de grafito estaban compuestas por secciones de 105 x 105 mm y longitudes variables. Algunas de las secciones de grafito estaban perforadas por agujeros cilindricos distanciados 210 mm de centro a centro. En estos orificios se implantaron cilindros de uranio metálico fundido y cilindros de óxido de uranio (UO2) con biseles. El reactor, de forma aproximadamente esférica, medía 7,75 m de diámetro por 5,95 de altura y funcionaba a una potencia máxima de 200 watios. En su construcción se invirtieron 46,5 teladas de uranio y 385,5 de grafito.
