La escritura cuneiforme es uno de los sistemas de escritura más antiguos, originado en Mesopotamia.
Utilizando arcilla y cañas cortadas en forma triangular, se crearon marcas en la arcilla blanda que dieron lugar a su nombre.
Este sistema, inicialmente pictográfico, evolucionó hacia signos más abstractos alrededor del 2500 a.C., dejando atrás las representaciones visuales para convertirse en un medio eficaz de registrar información, especialmente económica.
historia y origen de la escritura cuneiforme
En Mesopotamia los materiales más a mano para la escritura fueron la omnipresente arcilla y las cañas de los marjales. Al cortarse las cañas en sección triangular, dejaron sobre la arcilla blanda la característica huella, en forma de cuña, que ha dado lugar al nombre con que se conoce modernamente esta escritura. Tal fue el sistema gráfico adoptado gradualmente en la confección de documentos de carácter económico, que siguieron constituyendo la principal razón de la escritura. Pero estas incisiones en cuña no servían para reproducir figuras, incapaces como son, por ejemplo, de trazar líneas curvas. Por ello, los signos cuneiformes posteriores, aproximadamente el año 2500 a. de J.C., ya no son recognoscibles como representaciones pictográficas. Así, los signos de «buey» y «vaca», que se representaron en la figura 1 en forma estilizada, se
escribieron después como en la figura 2, que comienza con las palabras «un buey (y) una vaca». Obsérvese cómo, para escribir en su reverso, se ha creído conveniente volver la tablilla lateralmente invirtiendo su cabecera, de modo que en adelante la casilla se lea de arriba abajo (y las columnas, en su caso, de derecha a izquierda). A la vez que los mesopotámicos inventaron la escritura cuneiforme, ensayaron una escritura puramente lineal para su empleo en monumentos de piedra. Aquí el signo «buey» aparece como una especie de flecha orientada hacia la derecha Con el tiempo, sin embargo, los signos cuneiformes se esculpieron también en la misma piedra, aunque, durante bastante tiempo, siguieron imitando los antiguos caracteres pictográficos.
Desarrollo interno de la escritura cuneiforme.
Olvidando su origen pictográfico, la escritura cuneiforme mesopotámica (a diferencia de la jeroglífica egipcia) sacrificó pronto su capacidad de dar forma gráfica a sutiles distinciones. Los signos fueron reduciéndose progresivamente hasta estabilizarse en unos 600. Pero la pérdida de esa capacidad para representar objetos concretos quedó más que compensada por una innovación intrínseca importante: la fonetización o uso de signos representativos de unas palabras para expresar otras, incluso abstractas, y hasta de sílabas sin significado poseedoras de una idéntica o similar fonética. Con ello se convirtió la palabra escrita, de símbolo ideográfico que era, en fonema. Esta evolución se produjo probablemente ante la necesidad de escribir nombres propios extranjeros, que carecían en el idioma mesopotámico de signos propios, como puede apreciarse en la figura 1. Con parecida dificultad tropezarían, por ejemplo, los indios americanos acostumbrados a la fácil representación gráfica de nombres como «Toro Sentado» o «Halcón Negro» al enfrentarse luego con otros extraños, como Washington. Los inventores de la fonetización de la escritura -quizá extranjeros ellos mismos- fueron los sumenos. En adelante, los signos de «buey» y «vaca» ya no solamente sirvieron para escribir estas palabras, sino para representar las sílabas gu(d) y ab (pronunciación sumeria de «buey» y «vaca») en cualquier palabra que pudiera contenerlas. Hasta el descubrimiento del alfabeto no se producirá avance más importante que éste en el desarrollo de la escritura. En el resto de su historia, la escritura cuneiforme mesopotámica apenas experimentó más que modificaciones externas, que afectaron principalmente a las formas de los signos.
Difusión de la escritura cuneiforme.
Una invención tan importante como la de la escritura cuneiforme era natural que traspasase rápidamente los límites de su patria sumeria y mesopotámica. Algunos pueblos aceptaron íntegro el sistema sumerio en sus principios y formas específicas, que se limitaron a copiar sin introducir en ellos cambios importantes. Tal hicieron, antes que ningún otro pueblo, los inmigrantes acadios de Mesopotamia, llamados babilonios en el S y asirios en el N. Más tarde adoptaron la misma escritura los hititas y otros pueblos antiguos de Anatolia (actual Turquía). Otros pueblos, inspirándose en el modelo sumerio, inventaron nuevos sistemas de escritura cuneiforme con signos de forma y significación distintas. Así, los ugaritas de Siria crearon un sistema de escritura más sencillo que el sumerio, compuesto de 29 signos, con palabras separadas por trazos. Lo propio hicieron los elamitas de Persia (que abandonaron su escritura pictográfica antigua, todavía sin descifrar) y los urarateanos de Armenia. Hacia el año 1500 a. de J.C. el empleo de la escritura cuneiforme era tan familiar en todo el Cercano Oriente que el acadio llegó a convertirse en lengua internacional y diplomática; incluso alcanzó al Egipto de este tiempo, como lo prueba el hallazgo de todo un archivo cuneiforme en Tell-el-Amarna.