Las históricas exploraciones aéreas del Ártico marcan un hito en la aventura polar y la navegación aérea.
En 1925, la expedición liderada por Roald Amundsen y financiada por Lincoln Ellsworth intentó alcanzar el Polo Norte en hidroaviones.
A pesar de las adversidades climáticas, este vuelo pionero representó un avance significativo en la exploración de regiones remotas, combinando valentía y tecnología en un entorno extremo.
históricas exploraciones aéreas del ártico
Vuelo de Amundsen y Ellsworth. La expedición polar por vía aérea, financiada por el norteamericano Lincoln Ellsworth y dirigida por Roald Amundsen, despegó de la Bahía Kings (Spitzberg) el 21 de mayo de 1925 en la primera tentativa de llegar en aeroplano al Polo Norte (1100 km de distancia). El Aeroclub de Noruega patrocinó el vuelo, que se realizó bajo bandera de este país. Los dos hidroaviones de la expedición, el N-25 y N-24, estaban dotados de flotadores dispuestos a ambos lados con objeto de poder aterrizar sobre el hielo. Roald Amundsen era el navegante del N-25, acompañado de Hjalmar Riiser-Larsen como piloto y del alemán Cari Feucht como mecánico. El N-24 era tripulado por Lincoln Ellsworth, navegante, Leif Dietrichsen, piloto, y Oskar Omdahl, mecánico. Los aviones permanecieron en el aire exactamente 8 h y a su velocidad media de 120 km/h hubieran alcanzado el Polo Norte en ese tiempo, pero un fuerte viento frontal les arrastró hacia el O de su meridiano de vuelo de 12° E. Con sus depósitos de gasolina a medias e inseguros de su posición, los exploradores aprovecharon el primer claro de agua suficientemente extenso para amarar y efectuar una comprobación que les mostró su posición real, 87° 44’ latitud N y 10° 20’ longitud O.
Los aparatos quedaron separados al amarar y, si bien se hallaban a sólo 5 1/2 km de distancia, ello ocasionó una pérdida de 6 h hasta poder encontrarse las dos tripulaciones entre el áspero y amontonado hielo. Transcurrieron 5 días antes de que los dos grupos pudieran volver a reunirse. Entretanto el hielo flotante había cercado a los dos hidroaviones. El N-24 quedó seriamente averiado y lo abandonaron para centrar todos los esfuerzos en extraer del hielo al N-25. Tras 25 días de titánica lucha, durante los cuales, según estimación de Amundsen, se removieron 300 t de hielo únicamente con palas de madera, cuchillos y una pequeña hacha de 1 kg de peso, consiguieron despegar. Después de un vuelo de 8 h y 35 m el N-25 llegó a Cabo Norte (en Northeastland, Spitzberg), a 185 km al E del punto de partida en la Bahía de Kings apenas les quedaba gasolina para media hora de vuelo. Los resultados científicos de la expedición comprendieron sondeos a 87° 44' latitud N, que dieron una profundidad de 3772 m en el mar polar, un estudio aéreo que abarcaba 166000 km2 de territorio hasta entonces desconocido y la comprobación de que ño existía alguna en la proximidad del Polo Norte, en la parte noruega de la depresión polar. Dada la altura a que volaban los hidroaviones, 490 m, fue posible avistar los 88° 30’ latitud N, es decir, a unos 167 km del Polo Norte. Los únicos signos de vida animal vistos por los expedicionarios, durante los 25 días de estancia entre la gran extensión de témpanos flotantes, fueron una foca, un pingüino y dos gansos.
Vuelo de Amundsen, Ellsworth y Nobile. El vuelo transpolar de estos tres exploradores (1926) fue en realidad una continuación de los planes de exploración del Ártico de los dos primeros en 1925 y estuvo patrocinado por el Aeroclub de Noruega. Se utilizó un dirigible semirrígido construido en Italia, denominado N-l y rebautizado con el nombre de Ñor ge. En el momento de la compra al Gobierno italiano, Umber-to Nobile, proyectista y constructor del N-l, quedó identificado con la expedición como comandante de la nave e incorporado a la empresa como tributo a la participación italiana.
El Norge despegó en la Bahía Kings (Spitzberg), el día 11 de,mayo a las 8,55 de la mañana. Al llegar al Polo Norte, a 1100 km de Spitzberg (a la 1,30 de la madrugada del 12 de mayo), el dirigible, volando despacio, dejó caer desde una altura de 76 m las banderas noruega, americana e italiana. Sobrevoló el centro de la gran extensión de hielo polar a las 6,30 de la madrugada, aproximadamente. Al S de los 86° de latitud los expedicionarios tropezaron con nieblas intermitentes y fueron obstáculos muy peligrosos a partir de entonces la niebla y el hielo. Aterrizaron felizmente en Teller (Península Seward, Alaska), pocos minutos antes de las 8 de la mañana del 14 de mayo tras un vuelo de 71 h. La expedición probó la existencia de un profundo mar polar entre el Polo Norte y Alaska, se recogieron valiosos datos meteorológicos y radiofónicos, y se estudiaron 2 590 000 km2 de región desconocida en una faja de 160 km de anchura.
Vuelos polares de Byrd, Nobile, Wilkits. El mes de mayo de 1926 fue notable en la historia de las exploraciones árticas, no sólo porque el Ñor ge alcanzó el Polo Norte en su vuelo transpolar, sino también porque tres días antes (9 mayo 1926) Richard E. Byrd y su piloto Floyd Bennett atravesaron el Polo Norte en el Jó-sephine Ford, avión comercial tipo Fokker. Los navegantes despegaron de la Bahía Kings (Spitzberg) el 9 de mayo a las 12 h 37 mde la mañana (hora Green-wich) y llegaron al Polo a las 9,03. No aterrizaron, pero tras recoger algunas observaciones regresaron a Spitzberg, a donde llegaron a las 16:34 aproximadamente, 15 h después de su partida, tras haber volado una distancia de unos 2400 kilómetros.
El 23 de mayo de 1928 a. las 4,40 de la madrugada, Humberto Nobile partió de la Bahía Kings (Spitzberg) a bordo del dirigible Italia para atravesar el Polo Norte, a donde llegó al día siguiente a las 12,20 de la mañana. Informes telegráficos emitidos desde el dirigible mantuvieron informado al mundo de los progresos de su viaje hasta que el 25 de mayo los mensajes inalámbricos cesaron bruscamente. Hasta el día 27 no volvió a recibirse ningún otro mensaje y el Oslo Aftenposten anunció haber recibido desde Vadso (Noruega) un despacho en que se notificaba que el Italia se hallaba en gran peligro y que había llamado a su barco base, el Città-di Milano, el día anterior, a las 10:05, empleando un transmisor de radio improvisado. El dirigible era arrastrado por los elementos atmosféricos, pero no se fijaba su posición: Éstas fueron las últimas noticias verídicas del dirigible recibidas antes del 9 de junio, en que el Città di Milano informó que Nobile había reanudado las comunicaciones por radio y que el Italia había sido obligado a aterrizar por las galernas y la nieve sobre témpanos de hielo, a unos pocos kilómetros de la isla Foyn, al N de Spitzberg. A partir de entonces corrió el rumor de otra historia trágica sobre las penalidades y desastres que habían sufrido los expedicionarios. Cuando el dirigible aterrizó violentamente, se botó una góndola pudiendo salvarse Nobile en compañía de otros nueve, entre los que se contaba afortunadamente el operador de radio. Aliviado de su peso, el dirigible siguió flotando con seis hombres a bordo, todos los cuales perecieron. La situación de los que habían quedado sobre el hielo era desesperada; después de innumerables penalidades Nobile fue rescatado por un aviador sueco y los restantes expedicionarios por el rompehielos ruso Krassin. Perdieron la vida catorce hombres, incluidos los recogidos en los hielos, entre los que se encontraba Roald Amundsen.
El 15 de abril de 1928 George Hubert Wilkins en compañía de Cari Ben Eielson despegó de Point Barrow (Alaska) y, volando hacia el N de tierras conocidas, llegó a Spitzberg al cabo de 20 h y media sin haber avistado nuevas tierras a lo largo de su vuelo.