El término hombre de iglesia se refiere principalmente a un clérigo, es decir, a una persona que ha sido ordenada para desempeñar funciones religiosas dentro de una comunidad de fe.
Este individuo no solo guía espiritualmente a los fieles, sino que también representa los valores y enseñanzas de la religión a la que pertenece.
Su papel es fundamental en la vida religiosa, ya que actúa como intermediario entre la comunidad y lo divino.