Los hoplitas eran soldados de infantería en la antigua Grecia, especialmente durante el periodo arcaico y clásico.
Su principal característica distintiva era el uso del hoplon, un escudo redondo de bronce que cubría gran parte de su cuerpo y les proporcionaba una excelente protección en combate. Además del hoplon, los hoplitas portaban una lanza larga llamada dory, un casco, coraza, grebas y espada corta.
Estos guerreros formaban parte de la falange hoplítica, una formación militar compacta y disciplinada en la que se protegían mutuamente con sus escudos superpuestos. La fuerza de los hoplitas residía en su entrenamiento riguroso, disciplina en combate y en la cohesión de la falange, lo que les permitía enfrentarse con éxito a enemigos más numerosos o mejor equipados.
La figura del hoplita se ha convertido en un símbolo de la antigua Grecia y su influencia en la historia militar perdura hasta nuestros días. Su legado se refleja en la organización y tácticas de combate utilizadas por diversas civilizaciones a lo largo de la historia.