El término icor se refiere a un líquido seroso que se produce en ciertas úlceras malignas, especialmente en el contexto de la cirugía antigua.
A diferencia del pus, el icor no contiene bacterias ni células muertas, lo que lo convierte en un indicador de la naturaleza de la herida.
Su estudio y comprensión fueron fundamentales para los cirujanos de épocas pasadas, quienes buscaban entender mejor el proceso de curación y las características de las lesiones.