El índice cefálico es una medida que relaciona la anchura máxima de la caja craneana con su longitud máxima en un plano horizontal.
Se emplea en antropología para clasificar restos humanos antiguos.
Se calcula considerando la longitud de la cabeza como 100 y expresando la anchura en porcentaje de esta medida.
El índice craneal se obtiene de las medidas del cráneo y se utiliza para representar esta proporción en fósiles humanos antiguos.
Se determina con un compás y una cinta graduada, dividiendo las cabezas en dolicocéfalas (cabezas alargadas), braquicéfalas (cabezas anchas o redondeadas) y mesocéfalas (grupo intermedio).
En Zoología, se aplica para categorizar animales, especialmente perros y gatos.
m. El índice cefálico es la relación de la anchura máxima de la caja craneana a su longitud máxima en un plano horizontal. Es uno de los varios caracteres empleados principalmente en antropología como criterio para la clasificación de los restos humanos antiguos.
Para calcular el índice cefálico se considera la longitud de la cabeza igual a 100 y se expresa la anchura en tantos por ciento de la longitud. Las medidas correspondientes del cráneo dan el índice craneal, utilizado para expresar la misma proporción en los restos fósiles del hombre antiguo.
Las medidas se determinan mediante un compás de gruesos y una cinta de acero graduada. Las cabezas cuya anchura comprende el 76 % o menos de su longitud se consideran dolicocéfalas (cabezas alargadas); aquellas en que dicha dimensión equivale al 80 % o más de la longitud se consideran braquicéfalas (cabezas anchas o redondeadas); el grupo intermedio, del 76 al 80 %, se consideran mesocéfalas.
Cráneo mesocéfalo, dolicocéfalo y braquicéfalo.
Usos a principios del siglo XX
El índice cefálico fue ampliamente utilizado por los antropólogos a principios del siglo XX para categorizar las poblaciones humanas y por Carleton S. Coon en la década de 1960.
Actualmente se utiliza principalmente para describir las apariencias de los individuos y para estimar la edad de los fetos por razones legales y obstétricas.
El índice cefálico fue definido por el profesor sueco de anatomía Anders Retzius (1796-1860) y utilizado por primera vez en antropología física para clasificar los restos humanos antiguos encontrados en Europa.
La teoría se asoció estrechamente con el desarrollo de la antropología racial en los siglos XIX y principios del XX, cuando los prehistóricos intentaron utilizar los restos antiguos para modelar los movimientos de población en términos de categorías raciales.
Los seres humanos se caracterizan por tener un índice cefálico o craneal dolicocéfalo (cabeza larga), mesocéfalo (cabeza moderada) o braquicéfalo (cabeza corta).
Clasificación de las etnias del mundo por índice cefálico
La antropología de principios del siglo XX indicaba que los nórdicos y las razas negras constituían ejemplos de dolicocefalia; los alpinos y mongoloides de braquicéfalos.
Como promedio de la población, la hiperdolicocefalia se puede encontrar en algunas poblaciones aborígenes australianas (especialmente en los de Tierra de Arnhem y las islas Tiwi), nilóticas (nueres y xiluqes), magrebíes, indios (especialmente los chenchus), inuit occidentales, baníuas y uwas.
La dolicocefalia en sí misma es muy común a lo largo del Mediterráneo, la India, África y entre los aborígenes australianos, pero también se puede encontrar, por ejemplo, entre los galeses, escoceses, inuits, ainus e indios sudamericanos.
La mesocefalia es la categoría más común en el mundo, siendo incluso la más frecuente entre los nativos de todos los continentes excepto Oceanía (aunque está representada entre los maoríes y los aborígenes extintos de Tasmania).
La braquicefalia es más común en Europa Central, Siberia, Asia Central, el Medio Oriente y las Américas, generalmente en climas fríos. Hay minorías braquicéfalas en el sudeste asiático, el Congo y Madagascar.
La hiperbraquicefalia, por otra parte, es bastante rara, coexistiendo generalmente con los tipos braquicefálicos, pero puede aparecer en Europa Central, los Balcanes, Asia Central y entre algunas poblaciones nativas americanas tales como los mohaves, los chilcotines y los sumos, estos últimos con el índice cefálico promedio más alto jamás medido en el mundo, de 90.
Controversias del uso del índice cefálico
La utilidad del índice cefálico fue cuestionada por Giuseppe Sergi, quien argumentó que la morfología craneal proporcionaba un mejor medio para modelar la ascendencia racial. Además, Franz Boas estudió a los hijos de inmigrantes a los Estados Unidos entre 1910 y 1912, señalando que el índice cefálico de los niños difería significativamente del de sus padres, lo que implicaba que las condiciones ambientales locales tenían un impacto significativo en el desarrollo de la forma de la cabeza.
Boas argumentó que si los rasgos craneofaciales eran tan maleables en una sola generación, entonces el índice cefálico era de poca utilidad para definir la raza y cartografiar las poblaciones ancestrales. Estudiosos como Earnest A. Hooton continuaron argumentando que tanto el medio ambiente como la herencia estaban involucrados. Boas no dijo que fuera totalmente plástico.
En 2002, un artículo de Sparks y Jantz reevaluó algunos de los datos originales de Boas utilizando nuevas técnicas estadísticas y concluyó que había un "componente genético relativamente alto" de la forma de la cabeza. Ralph Holloway, de la Universidad de Columbia, argumenta que la nueva investigación plantea interrogantes acerca de si las variaciones en la forma del cráneo tienen un "significado adaptativo y si, de hecho, la selección normalizadora podría estar funcionando en el rasgo, en el que ambos extremos, la hiperdolicocefalia y la hiperbraquicefalia, se encuentran en una ligera desventaja selectiva".
En 2003, los antropólogos Clarence C. Gravlee, H. Russell Bernard y William R. Leonard volvieron a analizar los datos de Boas y concluyeron que la mayoría de los hallazgos originales de Boas eran correctos. Además, aplicaron nuevos métodos estadísticos asistidos por computadora a los datos de Boas y descubrieron más evidencia de plasticidad craneal. En una publicación posterior, Gravlee, Bernard y Leonard revisaron el análisis de Sparks y Jantz. Sostienen que Sparks y Jantz tergiversaron las afirmaciones de Boas, y que los datos de Sparks y Jantz en realidad apoyan a Boas.
Por ejemplo, señalan que Sparks y Jantz observan los cambios en el tamaño craneal en relación con el tiempo que un individuo ha estado en los Estados Unidos para probar la influencia del medio ambiente. Sin embargo, Boas observó los cambios en el tamaño craneal en relación con el tiempo que la madre había estado en los Estados Unidos. Sostienen que el método de Boas es más útil, porque el ambiente prenatal es un factor de desarrollo crucial.
Jantz y Sparks respondieron a Gravlee et al., reiterando que los hallazgos de Boas carecían de significado biológico, y que la interpretación de los resultados de Boas comunes en la literatura era biológicamente inexacta.
En un estudio posterior, los mismos autores concluyeron que los efectos observados por Boas eran probablemente el resultado de los efectos ambientales específicos de la población, tales como los cambios en las prácticas culturales para los bebés de cuna, en lugar de los efectos de un "ambiente americano" general que hacía que las poblaciones en Estados Unidos convergieran a un tipo craneal común, como Boas había sugerido.
Uso del índice cefálico en la actualidad
Aunque el trabajo de Boas ha sido discutido y sus resultados parecen ligeramente sobrestimados, la influencia del medio ambiente en el índice cefálico es ahora ampliamente aceptada y los conceptos de dolicocefalia y braquicefalia ya no son utilizados por los antropólogos modernos.
En los adultos, el índice cefálico ya no se utiliza, excepto para describir la apariencia de los individuos. A veces se sigue utilizando para estimar la edad de los fetos por razones legales u obstétricas.
En Zoología, relación entre la anchura y la longitud máxima del cráneo. El índice se utiliza para categorizar animales, especialmente perros y gatos.
