adj. Que no tiene vida, que no se mueve ni responde a estímulos.
Un objeto o sustancia inerte carece de la capacidad de moverse o de responder a estímulos externos. Los objetos inertes no tienen la capacidad de crecer, reproducirse o desarrollarse, características propias de los seres vivos.
Ejemplos comunes de objetos inertes son las rocas, los metales, los plásticos y los vidrios.
La falta de vida en los objetos o sustancias inertes implica que no realizan procesos metabólicos ni tienen células que los compongan. Esto los diferencia de los seres vivos, que están compuestos por células, realizan funciones vitales como el metabolismo y tienen la capacidad de crecer, reproducirse y adaptarse al entorno.
Los objetos inertes pueden presentarse en diferentes formas y tamaños, desde partículas microscópicas como el polvo o el humo, hasta grandes estructuras como edificios o montañas. Aunque no posean vida, muchos objetos inertes son fundamentales en nuestro entorno y cumplen funciones importantes. Por ejemplo, las rocas pueden formar parte del suelo y proporcionar estabilidad a un terreno, mientras que los metales son utilizados en la construcción de infraestructuras y herramientas.
Ejemplos de uso: "El cuerpo del animal encontrado en la playa estaba completamente inerte"
"La pelota de fútbol quedó inerte en el jardín después de que todos los niños se fueron"
"El plomo es un metal inerte que no reacciona fácilmente con otros elementos químicos".