El término inflicto y su forma femenina inflicta son participios pasados irregulares del verbo infligir, que se refiere a la acción de imponer castigos o penas, especialmente de carácter corporal.
Aunque su uso es considerado anticuado y actualmente se encuentra en desuso, estas palabras evocan la idea de aplicar una sanción o sufrimiento a alguien, reflejando un contexto más formal y menos cotidiano en el lenguaje actual.