El término inmortificado se refiere a un estado de ser en el que una persona no ha experimentado mortificación, es decir, no ha sentido culpa, vergüenza o sufrimiento por sus acciones.
Este adjetivo describe a alguien que permanece ajeno a la inquietud moral o emocional, mostrando una actitud despreocupada ante situaciones que podrían causar remordimiento.
Así, el concepto sugiere una falta de reflexión sobre las propias conductas.