La palabra innocente se refiere a alguien que está libre de culpa, es decir, que no ha cometido ningún delito o falta.
Aunque su uso ha disminuido, esta acepción resalta la pureza y la falta de malicia en una persona.
Ser innocente implica no solo la ausencia de culpa, sino también una connotación de bondad y sinceridad, características que se valoran en diversas culturas y contextos.