El término inorar es una forma antigua que significa ignorar, utilizada en regiones como Andalucía, Salamanca, Guatemala y Méjico.
Aunque su uso ha caído en desuso, representa una parte del patrimonio lingüístico de estas áreas.
Esta acepción refleja cómo el idioma evoluciona y se adapta, dejando atrás palabras que, aunque en desuso, aún evocan un sentido de conexión con el pasado.