La integridad se refiere a la calidad de ser íntegro, es decir, de ser honesto, recto y transparente en todas las acciones y decisiones que se toman.
Una persona íntegra se caracteriza por su sinceridad, ética y moralidad en todas sus relaciones y compromisos, tanto personales como profesionales. La integridad implica un alto sentido de responsabilidad y fidelidad a los principios y valores que guían su comportamiento.
En el ámbito empresarial, la integridad es fundamental para generar confianza y credibilidad, tanto entre los empleados como entre los clientes y socios comerciales. La falta de integridad puede minar la reputación de una empresa y socavar su éxito a largo plazo. Por ello, es crucial fomentar una cultura organizacional basada en la integridad y la ética empresarial.
Ejemplos de uso: "La integridad del edificio fue puesta en duda después del terremoto"
"Su integridad como persona se refleja en su honestidad y transparencia en sus relaciones personales"
"La falta de integridad en la empresa ha afectado su reputación y credibilidad en el mercado"
"La integridad de sus decisiones éticas ha sido fundamental para mantener la confianza de sus colaboradores"
"Su integridad profesional se refleja en su compromiso y fidelidad a los valores de la empresa".
Origen etimológico de integridad: proviene de la palabra latina integrĭtas