Jack London (1876-1916) fue un reconocido escritor estadounidense cuyas obras narran aventuras que reflejan la lucha por la supervivencia.
Nacido en San Francisco en la pobreza, London se convirtió en el primer autor de Estados Unidos en alcanzar la riqueza gracias a su labor literaria.
Abandonó la escuela a temprana edad y vivió diversas experiencias trabajando en diferentes empleos.
Su vida como vagabundo y sus vivencias durante el pánico financiero de 1893 moldearon su visión filosófica y política, marcada por una combinación de darwinismo social y socialismo que se refleja en sus escritos posteriores.
Biografía de Jack London
Jack London (1876-1916) fue un novelista y escritor de cuentos americano cuyas historias de aventuras reflejan su visión de la vida como una lucha elemental por la supervivencia. Nacido en la pobreza en San Francisco, se convertiría con el tiempo en el primer escritor estadounidense en hacerse millonario sólo por su trabajo literario.
Dejando la escuela a la edad de 13 o 14 años, se mantuvo con trabajos que variaban desde ser marinero hasta trabajar en una fábrica de conservas y un molino y palear carbón. Tras el pánico financiero de 1893, cruzó el continente con el "Ejército de Kelley" de desempleados y, cuando se dispersó, llevó la vida de un vagabundo.
Estas experiencias no sólo proporcionaron material para sus esfuerzos literarios, sino que desempeñaron un papel crucial en la formación de su perspectiva filosófica y política. De este período data la combinación del darwinismo social y el socialismo que caracterizó gran parte de su vida y sus escritos posteriores.
Fácilmente el escritor americano más popular de principios del siglo XX, su "Call of the Wild" sigue siendo un favorito duradero. Basándose en sus experiencias durante la fiebre del oro de Alaska de 1897-98, esta obra se confunde a menudo con poco más que una historia de aventuras para adolescentes, pero en realidad encarna sus puntos de vista más profundos sobre la naturaleza de la existencia, incluyendo la idea (o, quizás, la perspicacia) de que hay una naturaleza esencial para todos los seres vivos que nunca se puede extinguir completamente, por más que se superponga con los rasgos de la civilización.