La palabra jalde se utiliza como un adjetivo que describe un color específico, en este caso, un tono de amarillo intenso o subido.
Este término puede evocar imágenes de elementos naturales o artificiales que presentan esta tonalidad vibrante.
Su uso es menos común en el lenguaje cotidiano, pero es apreciado en contextos donde se busca una descripción precisa de colores, especialmente en el ámbito del arte o la decoración.