El término jaratar proviene del español ecuatoriano y se refiere a la acción de cercar un área.
Esta práctica implica rodear un espacio con un vallado, lo que permite dejarlo cerrado, resguardado y dividido de otros terrenos.
En el contexto ecuatoriano, jaratar es una actividad común que busca proteger propiedades o delimitar espacios, siendo esencial para la organización territorial y la seguridad de los bienes.