La palabra jinja se refiere a un término antiguo que designa al jínjol, un fruto conocido también como azufaifa.
Esta acepción es considerada anticuada y actualmente se encuentra en desuso, lo que refleja cómo el lenguaje evoluciona y algunas palabras caen en el olvido.
A pesar de su rareza, el término evoca una conexión con la cultura y la historia del idioma español.